Vamos a renunciar, a aciertos o errores en la interpretación de la Ley que, actualmente, ha llevado a considerar como abuso lo que para la razón es una violación.
Doctores tiene la jurisprudencia, aunque faltan Doctoras, para buscar la denominación en Derecho, más exacta y apropiada, a los hechos cometidos por los autollamados lobos de manada que, para mi, no son manada, es una piara de cerdos, embarrados en un lodazal pestilente, carentes de honor y valor.
Dejando apartado el sumario, nos retrotraemos al Génesis en el que Eva, fue creada a su semejanza, como compañera de Adán.
Esa semejanza y ese acompañamiento, encierra en sí, una universal ecuación, una igualdad. Un término de esa ecuación, el masculino, formado por la fortaleza física, la secular sensación de fatuo poder y la facilidad de la caza en la consecución de un porvenir familiar.
Tras el secularmente oscurecido, signo de igualdad, otro término, el femenino, cargado de ternura maternal, de belleza femenina, de atracción al término contrario y de toda una serie de facultades que igualan la mujer al hombre. Eso sí, con una incógnita a descifrar, la X del amor.
Cuando la Piara de cerdos, a la que me refiero, presuntuosa manada de falsos lobos, confunde la incógnita del segundo término de la ecuación, con un resultado incestuoso, está rompiendo la igualdad entre los dos miembros de la ecuación que rige la Vida Humana.
Demos el hecho por consumado y analicemos las consecuencias morales de cada miembro. Tomemos, al albur, a uno de los cerdos de la piara. Sí, a uno que cree haber disfrutado por la fuerza, del encanto femenino reservado para el verdadero amor.
Este cerdo enlodazado, creerá que en un futuro encontrará el amor?. Hallará una hembra dispuesta a amarle, quererle, acariciarle y entregar su cuerpo a él.
Muy lejos tendrá que huir, vagará miles de kilómetros, para encontrar una fémina que no conozca su falta de respeto hacia la mujer. Respeto, que sí mereció y conoció su Madre y que él, negó a una desvalida y asustada hembra, a la que negó el mismo derecho de que su madre gozó.
Negro porvenir moral para esta piara, cuya más apropiada solución, sería la de castrarse mentalmente ellos mismos, para siempre, a fin de no avergonzar a su esposa e hijos, si llegan a engendrarlos.
Si horrorosa es la actitud del primer miembro de la ecuación, miedo, respeto y caridad, merece el segundo miembro, de esta desigualdad.
Tras el vilipendiado signo de igualdad, se mantenía, antes del oprobio, en toda su lozanía y belleza un femenino miembro de encantadora juventud. Muchas veces soñadora de un amor masculino: fuerte, amoroso, protector de su ternura y gracilidad.
Me cuesta creer, que uno de los jueces, tenga conocimiento de que esa pobre mujer, sea parte y comunión de la execrable piara porcina. Si lo ha expuesto a los otros jueces, no los ha convencido.
Hay que empatizarse con esa desvalida víctima, rodeada de cinco energúmenos, ansiosos de sus partes íntimas. Lo primero que la pobrecita víctima debe temerse, es cualquier exceso que ponga en peligro la propia vida.
La postura normal, ante el horror, es cerrar los ojos, desfallecer ante una imposible lucha, desearse el menor mal y que el reloj de la fatalidad, corra aprisa, para marcar el fin del acoso abusivo, al que se le ha denegado el calificativo de violación.
Cabe la posibilidad de Recursos y que nuevos jueces interpreten a su criterio la Ley. Lo malo es, que ejerciendo tantas mujeres la carrera de Derecho Judicial, no exista nombrada ninguna juzgadora que pueda evitar tanta interpretación masculina. NECESITAMOS URGENTEMENTE QUE LA LEY SEA INTERPRETADA TAMBIÉN EN FEMENINO y POR EL OTRO SEXO. A QUÉ TANTA MASCULINIDAD?.
BUENAS NOCHES, MAMÁ.
https://www.youtube.com/watch?v=VadWTwz3In4
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