miércoles, 30 de noviembre de 2016

COMPARTIR.

Querida Esposa. Hoy, entré en Facebook por ver una imagen compartida. La verdad sea comentada: la imagen me encantó por su sencillez, su plena expresión y por constituir toda una lección sobre la convivencia entre géneros.

Comprenderá el lector que a mis 81 años de edad, la estampa de cariño sobre el pastizal floreado y bajo las rutilantes estrellas mariposeantes de una superluna, sólo pueden llevarme a íntimos y viejos recuerdos. A repasar, por viejos, reales hechos del inicio de mi bella etapa en esta vida.

Hoy, esta imagen es muy distinta. Repintemos la superluna, apuntemos con el pincel fino las rutilantes estrellas, hasta coloreemos el verde pastizal salpicado de rosáceas "quitameriendas". 

Lamentablemente, la mala suerte nos ha robado el tubo del óleo blanco. La muerte se lo ha llevado torneando la belleza y el candor de la imagen inicial en el solitario y oscuro caballo negro: solo, indiferente a las luminarias celestes y al mullido tapiz de verdes y sonrosados bajo sus cascos.

La blanca alazana cabalgó hacia azules pastizales. Tras compartir: vida, hogar, amores e hijos con su oscuro corcel, tuvo que partir, obligada por la enfermedad a praderías más altas.

Hoy, la imagen sería la de un solitario caballo sobre el tablero del ajedrez mundano, dudando - al verse solo - por que cuadro mover su ficha. La "Partida" -sin la blanca reina- perdió, para  él, todo interés.

Puede proseguir la "Partida": tentadores peones, erguidos alfiles, blancas jacas, están a su alcance, en su camino, pero... de momento, herido, prefiere resguardarse entre sus Torres, compartir con ellas la seguridad del amor vivido, no despilfarrar lo sentido y cerrar con cien llaves el grato pasado.

Qué iluso. Cerrar el pasado. Cuando hoy mismo, contemplas la foto de tu compañera y sólo sabes balbucear ¡Mamá, mama!. Pese a todo ánimo compartido, te encuentras solo en este tablero del ajedrez mundano. No deseas turno para tu intervención. Anhelas, por tu  actual situación, ser descalificado y escapar del salón de juegos.

¡Hay, amigo!... estas condenado a la inapelable orden de: ¡Hagan juego!, ¡Hagan juego!. Forzosamente debes abandonar las almenas de tu Torre; debes bajar al campo de lucha, debes continuar la "Partida".

Qué bonito sería cerrar los ojos y partir... pero no. Estas obligado a seguir cabalgando, si no es al galope, pues al trote o al paso, y si las fuerzas te abandonan... pues con el andador o en silla de ruedas. Tienes que seguir jugando la " Partida".

Ya, bajo la Torre en la que te guarecías, no queda otra solución que compartir el juego de tu "Partida". 

Juntar tu vida a la de otros, vivirla con camaradería, ser compañero, darte para recibir. 

Aportar tu experiencia a la de los demás y seguir guardando en lo mas profundo el secreto de tu imagen, el enorme cariño que diste a tu blanca jaca y la correspondencia amorosa de ella.

Y confiar, acrecentar la fe de un prometido mañana en que tras finalizar tu "Partida" puedas cabalgar libre, raudo y ligero a las altas praderías donde tu blanca esposa te espera.

Entretanto, confiar y compartir, comprender, creer y esperar.

Qué así sea, ¡por favor!.

BUENAS NOCHES, MAMÁ.



https://www.youtube.com/watch?v=xXOStcJAsO8

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