En Valladolid coincidimos, entre el Pisuerga y el Esgueva, concretamente en la calle Huelva, bajo la Ermita a San Isidro, al pie del cerro de San Cristóbal y las ruinas del castillo de Canterac. El Destino nos llevó a un lugar y ese destino se trocó en un Sino, que nos unió por siempre y para bien.
En nuestra convivencia, tres localidades nos han amparado: Valladolid, Castroñuño y Tornadizos de Ávila. Localidades y sus ríos: el Río Chico hacia el Adaja, éste al Pisuerga y de él, al caudaloso Duero.
En tierras y ríos hemos sido parejos y en el afecto: a Valladolid, su Puente Colgante, sus desaparecidas Tenerías, Las Moreras, su Pesquera y su Puente Mayor; tú segoviana, pero del Pisuerga los dos, bordeando su ribera, del brazo cogidos, en el alma y el pucelano leísmo, unidos.
Cada localidad, cada caudal de agua, han acogido y riberado un amor tan grande, que al haberlo - por tu muerte - Mamá perdido, me duele tan fuerte que, de descreído, sueño con volver en mi fe, a verte.
Tanta devoción, tu amor, me ha despertado, que considero el Creador contigo, se ha volcado. Dotada de un cuerpo helénicamente bello; atrayente, no deslumbrante. Un rostro sonriente, unos ojos achinados y unos labios nunca cerrados.
Que en sus manos, el barro amasó para darte: Entrega, Fecundidad, Maternidad y un pecho abierto a dar y entregar, con manos llenas, las necesidades de los demás. Como Esposa, sin igual, como mujer Deseada, Amada y Mimada. Como Hija totalmente entregada. Como Madre, Amorosa y Pendiente: día, noche, de atuendos, comidas enfermedades y...lo peor de una muerte Doliente.
Tras la muerte de tu Álvaro, se escapó con él tu sonrisa, tu rostro lo nebuló una triste brisa y dando cara a la desgracia, mantuviste recia y sabia todas las virtudes con que el Creador te regaló.
Pese al dolor, fuiste para mi un apoyo, un sostén un bastón. Si antes te amaba y apreciaba, tras la ida del muchacho, vivir junto a ti, tenerte junto a mi, me ayudaba e ilusionaba.
Así hasta nuestra Negra Sombra. Un adenoma entre esófago y estómago, primero benigno, tras recesionarlo, maligno carcinoma, nos separó a quienes del Pisuerga éramos, juntos siempre, los dos.
Como en "Katiuska" por nuestro Volga los sirgadores llevan mi barco río arriba, mientras el tuyo va hacia el Mar.
Del Pisuerga los dos. Corro mi orilla hacia ti, mi amor, aferrándome a Dios que me permita, al menos, Volver a verte, ¡Por favor! Dame Fe.
BUENAS NOCHES MAMÁ.
https://www.youtube.com/watch?v=H8dkixDxG_Y
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