miércoles, 22 de noviembre de 2017

ADIOS, DESDE EL CORAZÓN DEL TIETAR.



            Muchos famosos, si les valiese, si pudiesen, elegirían el lugar donde decir Adiós a este mundo y a ser posible, formando parte, siendo un número más, de ese unido grupo formado por la afición de su predilección.

        El piloto de Formula 1, elegiría a los mandos de su Ferrari; el jinete, sobre la silla de su preferida montura; el legionario, a quien la suerte hirió con zarpa de fiera, defendiendo su Bandera. A mí, me hubiese gustado morir viendo el rostro de mi divina Mujer, privilegio que se me ha negado. Mi consuegro, el buen Arsenio, murió donde él deseaba, en las gradas de un Club para él querido y entre amigos.

        Esa negra noche, llame  por teléfono a mi nieto, quien con lágrimas en los ojos me dijo -Yayo, el abuelo Arsenio ya está, esta noche, en la estrella. Asómate para verle, yo ya he visto su estrella.

        Cuando murió mi Esposa, con los ojos humedecidos, le dijimos a mi nieto que la Yaya, vivía ya en esa estrella, Venus brillante, que destacaba en el firmamento de la noche abulense.

        Querido Arsenio, nunca hubiese sospechado la originalidad de tu principal despedida. Sentarte, tranquilo, sonriente, sereno en esa grada que tu elegías para compartir amigos, para animar a tu jugadores, para prevenir al guardameta de la escapada del contrario hacia tus palos. Tu ánimo tranquilo, pese al golpeteo de tu corazón contra tu generoso pecho, ese día tu órgano cordial golpeaba mas de lo acostumbrado.

       Quienes te siguen queriendo, te lo avisaron. -Descansa un poco, no acudas al estadio, conviene que ese malestar amaine en la tranquilidad de tu cama.

       El situarte en la grada de Lanzahita, podía más que los consejos filiales. Esos descompasados latidos, parecían empujarte a subirte al automóvil y amparado en la compañía de tu amigo, disfrutar una vez más de ese deporte, el fútbol, que tanto gozabas, Tanto en el Bernabéu como en Lanzahita "El Corazón del Tiétar".

      Amigo de tus amigos, entrañable como siempre entre ellos. Sonriente por fuera, en tu interior se disputaba con ruda dureza. una importante Final. Tu organismo inició una dura lucha, un encuentro entre la fogosidad del ataque y la defensa sostenida de tu fuerte personalidad.

      Corta, muy corta, fue la pelea, para ti había sonado el pitido final. Te desplomaste, toda tu valiente y audaz pelea había terminado. El Sumo Hacedor se te había llevado.

       Querido Arsenio, lograste tu ideal, no ser derrotado entre blancas sábanas, batas de doctores y enfermeras, y sí, rodeado de amigos descansando junto a ellos, para siempre, en la dureza de tu grada futbolera.

       Todos hemos sentido, primero tu dura lucha contra la enfermedad, después, tu original momento final en un Campo de Fútbol, entre amigos, rodeado de quienes tantas veces te han acompañado, alentando a los tuyos y chillando la mala entrada del contrario.

      Compartimos el dolor que embarga a tus seres queridos, vemos fluir las lágrimas de tus nietos con sentimiento; lágrimas que enjugarán cuando calcen las botas hacia ese gol, que te dedicarán con todo afecto
por las virtudes que tú con el Deporte les bautizaste.

      Tus nietos, son del níveo Madrid, tú les vestiste de blanco para siempre y cuando la noche oscurezca el uniforme, mirarán al Cielo y con cariño, contemplaran esa estrella en la que, para ellos, estas tu.


         BUENAS NOCHES, ARSENIO.










     

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