martes, 26 de diciembre de 2017

PÉREZ Y SUS DIFERIDAS VACACIONES



La nota superior dice:
        Querido Ratón Pérez. Es que mi diente, se me ha colado en el asiento de atrás del coche de mi MAMA. En un garaje que la puerta tiene el color negro. Es por el Paseo Don Carmelo donde está el garaje.
DARIO.

POR FAVOR, INTÉNTALO.

       Mi querido nieto lleva una temporada en que, cada unos cuantos días, pierde uno de sus dientes de leche. Se encamina hacia la adolescencia, inicia su senda de hombrecillo y desconozco el interés en comunicarse con el Ratón Pérez, nada menos que por escrito y en un hueco sin impresión del periódico.

     Miento, no lo desconozco, me imagino que su virtual amistad con el roedor es interesada, espera el regalo de su rabilargo amigo.

     Pérez, (este Pérez apellidado Martín), enterado de la angustiosa misiva, le contestó mediante un escrito, contenido en un sobre franqueado. En ella le decía que no se preocupase, que el diente aparecería, pero que, conocedor de que nunca miente y siempre dice la verdad, le adelantaba, dentro del sobre, unos euros, para que se comprase algo por -poco a poco- irse haciéndose un hombrecillo.

     Días más tarde, el diente apareció, fue colocado bajo la infantil almohada y ambos: paciente y Doctor Ratón recuperaron la ilusión extraviada del paciente y el blanco diente terminó en manos del Doctor Pérez. Todo sucedía en los días precedentes a la Nochebuena.

     Mi amada esposa, qué días más malos  los de una nueva Navidad sin ti.

      Tengo sana envidia de estos chiquillos que pierden sus dientes. Quien pudiera decrecer, hacerse enanito para vivir la ilusión de quien troca la pérdida de un diente en una esperanzada ilusión.

      Mama, quien pudiera escribirte, dándote la calle, el color de la puerta del garaje, para que volvieses a ocupar tu sitio en nuestro coche y seguir conduciendo, contigo al lado, por el asfalto alegre de cuando tu vivías.

      Ya, sin ti, mi copiloto, he perdido la ilusión, de conducir. Sólo me siento al volante cuando necesito subir al Camposanto y estar un rato, junto a lo más querido que tengo de ti. Leer tu nombre y posar mi cálida mano sobre el frío granito que guardan tus cenizas.

      Otra Navidad sin ti. La tercera
  
      El jesuita Padre Coloma, tenía que  que haber escrito un cuento para niños de ochenta y tantos años. Sin tí, me siento cual un desvalido niño. No me importa haber perdido todos mis dientes y sus ilusiones Lo que sí me importa es perder a la compañera de lo más bonito de mi vida.

      Sin embargo, no quisiera contarlo, pero por si sirve de alivio, cada noche, como un niño, coloco mi antebrazo bajo la almohada, justamente donde tu bonita cabeza, Mama, descansaba. Créeme, siento la ilusión de que tu sombra rodea nuestra cama, creo que te acercas a mi mesilla donde tu foto, la de tu SÍ de novia, recibida desde Málaga, en sobre franqueado, descansa desde siempre.

      Tantos años hemos dormido juntos que aún, creo sentir el calor de tu cuerpo a mi lado. Eso me consuela.

      Yo daría un recado a mi Ratón Pérez al que tenía de chiquitín, al que cambiaba mi diente por una bolsita de cacahuetes.

       Cuando me vaya, cuando depositen mis cenizas junto a las de mi Esposa, no quiero que pongan mi nombre ni fechas sobre el granito. Pérez, solo quiero que pongan OTRA VEZ JUNTOS y PARA SIEMPRE.



BUENAS NOCHES, MAMÁ.

      https://www.youtube.com/watch?v=csWym0cvt0I


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