La capacidad de nuestra memoria está limitada con la edad. Nuestra memoria es una enorme estantería dotada de baldas en la que, desde niños, vamos colocando en archivadores: hechos, sucesos, imágenes, y conocimientos que, cuando lo deseamos, rememoramos, recordamos o vivimos de nuevo.,
Como yo, los octogenarios, rememoramos con autenticidad y pormenor, cada uno de los archivadores de nuestras más viejas baldas. A nuestra edad, son tantas las baldas ocupadas por actos y hechos que los estantes más recientes no los recordamos bien o los hemos ignorado. - ¿Me puse ayer noche la pomada antes de acostarme?. No sé, no me acuerdo.
Tonin, hoy octogenario, está rememorando con autenticidad y vivo realismo su noche de Reyes del año 1944. Para él, fue significativa, nunca la ha olvidado y, posteriormente, cada noche de Reyes, la ha rememorado.
La noche de Reyes para un niño como Tonin tenía su encanto. Dos jugueterías destacaban en ese atardecer vallisoletano. "Moliner" en Fuente Dorada y "Justo Muñoz" en la calle Teresa Gil. Eran los años del declive de aquella muñeca llamada "Mariquita Pérez"y el inicio de una curva ascendente en las ventas, de "Gisela", otra nueva muñeca.
Tonin, se asomó a los soportales de Fuente Dorada. Moliner llenaba de luz su entorno porticado; la gente se arremolinaba ante sus acristalados escaparates, cuajados de "Giselas". Unas muñecas con gafas de sol, otras encerradas en su caja-armario frente a su abriguito rojo, pendiente de una percha. Todas de cara encantadora, brillante cual porcelana y ojos de cristal, suplicantes de una adopción, de un nuevo hogar. La muñeca, creada por Carmen Cervera Giralt, estaba siendo un éxito tal, que ambos escaparates prendaban a las niñas. Ni un camión de bomberos, ni un coche patrulla, nada, nada, toda una iluminada oferta para "Gisela" la nueva reina.
Tonin, abandonó -algo contrariado- la Fuente Dorada y tras dudarlo, se encallejonó por la histórica calle de Teresa Gil, avanzó -camino de su casa- por la hoy desaparecida Casa de Las Aldabas. Once enormes aldabas pendían de sus muros ofreciendo refugio y asilo a quien fuese perseguido por la Justicia. Privilegio real a la mansión en la que vio por primera vez la luz el Rey Enrique IV "el Impotente" padre de Juana la Beltraneja y hermano paterno de Isabel la Católica.
No siempre, la Casa de Las Aldabas, ofreció segura protección. En ella fue detenido para ser juzgado en Madrid su propietario Don Rodrigo Calderón, aquel de quien surgió el dicho popular - Orgulloso como Don Rodrigo en la Horca -. Don Rodrigo no fue ahorcado, fue degollado por la Justicia, en Madrid. Sus restos, se guardan unos pasos mas arriba de la calle, en el convento de dominicas de Porta Coeli, las "Calderonas".
Tonin, apretó el paso atraído por la luminosidad de la hoy centenaria juguetería "Justo Muñoz" con escaparates fronteros a mi querida antigua Escuela Normal, vivero de los Maestros que iniciaron y encaminaron la enseñanza en Castilla y León, hasta lograr el Informe PISA 2015.
Tonin apretó su coloreada, por el frío, naricilla, contra la luna del escaparate; los paneles laterales, mostraban la juguetería demandada por el público infantil de entonces: Plastix, Bratz, Cartoon, Rompecabezas, El Cerebro Mágico, motos con sidecar, tanques de guerra y hasta el teléfono Periquin.
Pero el rey del escaparate, en Justo Muñoz, era el ferrocarril. Una potente locomotora a vapor, arrastraba tras de si, un ténder pleno de carbón y agua; tras él, varios lujosos vagones del Transiberiano. Cerraba movimiento, el reglamentario furgón de cola, con su preceptivo
departamento para Correos.
Eran aquellos años críticos: El Racionamiento, el trabajo de sol a sol, la economía en salarios y los primeros ajustes o "recortes" que padecimos. El furgón de Correos trajo a la mente de Tonin una dolorosa frase de su padre. - Tonin, ya tienes nueve años, ya eres mayor... los Reyes son para los niños pequeños. Desde este año, como eres ya mayor, no escribas carta a los Magos. Ya sólo recibirás regalos el día de tu cumpleaños. Un beso, mi niño.
A Tonin, espontáneamente, le asomó una lágrima en la pupila y ayudada por otras, humedeció la mejilla del niño, ya considerado - tan pronto - grande, mayor. Su padre, vuelto de espaldas, metió la mano en el bolsillo de su albornoz, sacó un blanco pañuelo y dirigiose al pasillo, creo que para secar también su humedecida pupila.
Huelga decir que el vaho o la condensación del vapor de la naricilla de Tonin, empañaba la luna del escaparate. El vaho, se vio cuarteado por las nuevas lágrimas del niño que surcaron la neblina del cristal.
Sin quererlo, los labios del niño quedaron, por un instante, grabados sobre el vaho. Fue su último beso a un ilusionado mundo infantil, abandonado, perdido y nunca olvidado, en aquel escaparate.
Otros niños pequeños, se juntaron a él, para contemplar los juguetes; el niño decidió despegarse del escaparate y caminar a su hogar.
Tonin se secó las lágrimas con la bocamanga de su abriguito, lanzó una última mirada al escaparate de la juguetería y tomando la calle Mantería, avivó el paso con el sonido de sus tachueleadas botas, hacia su casa, en la calle Labradores.
Tonin, ayudó a sus pequeñas hermanas para colocar sus zapatitos al costado de sus camitas, indicando a los Magos el lugar donde asentar sus regalos.
Tras ello, Tonin, aseó cuidadosamente sus tachueleadas botas de becerro, de la marca castellonense "Segarra" fábrica que él sabía estaba en Vall de Uxó . Con toda la ilusión del nuevo "Mayor" y cesante "Niño" tomo unos cacahuetes del cajón de su mesilla y los introdujo dentro de sus botas. - Por si vienen y tienen hambre, se dijo. Tras ello se enfundó en su pijama, apagó la luz y rendido de cansancio se durmió.
El nuevo amanecer, preparó a Tonin para afrontar situaciones contrarias y a disfrutar con aún más calor de las situaciones propicias, con amor de niño y confianza de mayor.
Mamá, ya puedo irme feliz. Tú, esposa, fuiste mi mas grande y contínuo regalo de Reyes, echo de menos mis botas Segarra ! quien pudiera calzarlas y abandonar las pantuflas!
BUENAS NOCHES, MAMÁ.
https://www.youtube.com/watch?v=y3K5oLg-Fq4
Como yo, los octogenarios, rememoramos con autenticidad y pormenor, cada uno de los archivadores de nuestras más viejas baldas. A nuestra edad, son tantas las baldas ocupadas por actos y hechos que los estantes más recientes no los recordamos bien o los hemos ignorado. - ¿Me puse ayer noche la pomada antes de acostarme?. No sé, no me acuerdo.
Tonin, hoy octogenario, está rememorando con autenticidad y vivo realismo su noche de Reyes del año 1944. Para él, fue significativa, nunca la ha olvidado y, posteriormente, cada noche de Reyes, la ha rememorado.
La noche de Reyes para un niño como Tonin tenía su encanto. Dos jugueterías destacaban en ese atardecer vallisoletano. "Moliner" en Fuente Dorada y "Justo Muñoz" en la calle Teresa Gil. Eran los años del declive de aquella muñeca llamada "Mariquita Pérez"y el inicio de una curva ascendente en las ventas, de "Gisela", otra nueva muñeca.
Tonin, se asomó a los soportales de Fuente Dorada. Moliner llenaba de luz su entorno porticado; la gente se arremolinaba ante sus acristalados escaparates, cuajados de "Giselas". Unas muñecas con gafas de sol, otras encerradas en su caja-armario frente a su abriguito rojo, pendiente de una percha. Todas de cara encantadora, brillante cual porcelana y ojos de cristal, suplicantes de una adopción, de un nuevo hogar. La muñeca, creada por Carmen Cervera Giralt, estaba siendo un éxito tal, que ambos escaparates prendaban a las niñas. Ni un camión de bomberos, ni un coche patrulla, nada, nada, toda una iluminada oferta para "Gisela" la nueva reina.
Tonin, abandonó -algo contrariado- la Fuente Dorada y tras dudarlo, se encallejonó por la histórica calle de Teresa Gil, avanzó -camino de su casa- por la hoy desaparecida Casa de Las Aldabas. Once enormes aldabas pendían de sus muros ofreciendo refugio y asilo a quien fuese perseguido por la Justicia. Privilegio real a la mansión en la que vio por primera vez la luz el Rey Enrique IV "el Impotente" padre de Juana la Beltraneja y hermano paterno de Isabel la Católica.
No siempre, la Casa de Las Aldabas, ofreció segura protección. En ella fue detenido para ser juzgado en Madrid su propietario Don Rodrigo Calderón, aquel de quien surgió el dicho popular - Orgulloso como Don Rodrigo en la Horca -. Don Rodrigo no fue ahorcado, fue degollado por la Justicia, en Madrid. Sus restos, se guardan unos pasos mas arriba de la calle, en el convento de dominicas de Porta Coeli, las "Calderonas".
Tonin, apretó el paso atraído por la luminosidad de la hoy centenaria juguetería "Justo Muñoz" con escaparates fronteros a mi querida antigua Escuela Normal, vivero de los Maestros que iniciaron y encaminaron la enseñanza en Castilla y León, hasta lograr el Informe PISA 2015.
Tonin apretó su coloreada, por el frío, naricilla, contra la luna del escaparate; los paneles laterales, mostraban la juguetería demandada por el público infantil de entonces: Plastix, Bratz, Cartoon, Rompecabezas, El Cerebro Mágico, motos con sidecar, tanques de guerra y hasta el teléfono Periquin.
Pero el rey del escaparate, en Justo Muñoz, era el ferrocarril. Una potente locomotora a vapor, arrastraba tras de si, un ténder pleno de carbón y agua; tras él, varios lujosos vagones del Transiberiano. Cerraba movimiento, el reglamentario furgón de cola, con su preceptivo
departamento para Correos.
Eran aquellos años críticos: El Racionamiento, el trabajo de sol a sol, la economía en salarios y los primeros ajustes o "recortes" que padecimos. El furgón de Correos trajo a la mente de Tonin una dolorosa frase de su padre. - Tonin, ya tienes nueve años, ya eres mayor... los Reyes son para los niños pequeños. Desde este año, como eres ya mayor, no escribas carta a los Magos. Ya sólo recibirás regalos el día de tu cumpleaños. Un beso, mi niño.
A Tonin, espontáneamente, le asomó una lágrima en la pupila y ayudada por otras, humedeció la mejilla del niño, ya considerado - tan pronto - grande, mayor. Su padre, vuelto de espaldas, metió la mano en el bolsillo de su albornoz, sacó un blanco pañuelo y dirigiose al pasillo, creo que para secar también su humedecida pupila.
Huelga decir que el vaho o la condensación del vapor de la naricilla de Tonin, empañaba la luna del escaparate. El vaho, se vio cuarteado por las nuevas lágrimas del niño que surcaron la neblina del cristal.
Sin quererlo, los labios del niño quedaron, por un instante, grabados sobre el vaho. Fue su último beso a un ilusionado mundo infantil, abandonado, perdido y nunca olvidado, en aquel escaparate.
Otros niños pequeños, se juntaron a él, para contemplar los juguetes; el niño decidió despegarse del escaparate y caminar a su hogar.
Tonin se secó las lágrimas con la bocamanga de su abriguito, lanzó una última mirada al escaparate de la juguetería y tomando la calle Mantería, avivó el paso con el sonido de sus tachueleadas botas, hacia su casa, en la calle Labradores.
Tonin, ayudó a sus pequeñas hermanas para colocar sus zapatitos al costado de sus camitas, indicando a los Magos el lugar donde asentar sus regalos.
Tras ello, Tonin, aseó cuidadosamente sus tachueleadas botas de becerro, de la marca castellonense "Segarra" fábrica que él sabía estaba en Vall de Uxó . Con toda la ilusión del nuevo "Mayor" y cesante "Niño" tomo unos cacahuetes del cajón de su mesilla y los introdujo dentro de sus botas. - Por si vienen y tienen hambre, se dijo. Tras ello se enfundó en su pijama, apagó la luz y rendido de cansancio se durmió.
El nuevo amanecer, preparó a Tonin para afrontar situaciones contrarias y a disfrutar con aún más calor de las situaciones propicias, con amor de niño y confianza de mayor.
Mamá, ya puedo irme feliz. Tú, esposa, fuiste mi mas grande y contínuo regalo de Reyes, echo de menos mis botas Segarra ! quien pudiera calzarlas y abandonar las pantuflas!
BUENAS NOCHES, MAMÁ.
https://www.youtube.com/watch?v=y3K5oLg-Fq4
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