jueves, 15 de junio de 2017

SAN ANTONIO..Casamentero.



      En tierras segovianas, sobre un altozano rodeado de encinas y pastizales, se levanta la Ermita del Cerro. Las localidades asentadas cabe el otero, profesan una profunda veneración hacia San Antonio de Padua. Este lisboeta, vive en lo profundo de los recios corazones de los vecinos del alcor.

    Más profundamente, se aloja en las esperanzas de las bellísimas mozas segovianas, nacidas y crecidas a la sombra del franciscano montecillo. Cada 13 de Junio, voltean la campana que tañe, con timbre bronceado, en la búsqueda de un novio.

    Mi Valladolid, queda lejos de la espadaña del Cerro. Además de pillarme lejos, yo llegué tarde a la ermita del Santo, llegué con mi feliz casamiento ya celebrado.
    Y llegué con mi preciosa moza segoviana del brazo. Una vez más, ella asió la maroma del campanil, lo volteó con la soltura creada por anteriores y ensoñadores volteos, alegre de estar en el Cerro con su hombre y su deseo cumplido.


    Un año, tras otro, ambos volvimos muchos años, el domingo de Junio al Cerro; al principio solos, luego con nuestros hijos. Mi segoviana moza, se encargó de presentar nuestros peques, al Santo. Posteriormente, subíamos al Cerro, con nuestras queridas familias segovianas y vallisoletanas.

Tras cuarenta y ocho años
en que tu campana,
San Antonio,
me llamó y 
a tu guapa devota, me unió

Nunca te di gracias,
por juntarme a mi amada
en vivo desposorio, 
que dos años ha, finó
dejándome sólo, su sombra.

Ella, tu campanil volteaba.
sin, saberlo,
sin conocerme,
su bronce, ilusionado, me llamaba.

Yo, duro de oído, 
el volteo ignoraba.
No la conocía,
no era yo,
era mi futuro quien la esperaba.

Hasta que, un día la vi:
hermosa, guapa, segoviana.
Entonces fue, cuando oí 
aquel tañido de su campana
y vi golpear el badajo con la pestaña

Nuestros destinos unimos
con amor y entrega inusitada.
Juntos, vivimos perdidos,
en senda de dulce y larga alborada.

Tras irse
tras marcharse,
tras dejarme solo
ganas me dan
San Antonio,
de subirme a tu Ermita
de traspasar sus puertas
de doblar a la derecha
y tapado por la puerta,
 voltear tu y su, campana.

Para llamarla, 
para que vuelva,
por continuar juntos la senda,
a la que nos llamó tu sonada pestaña

San Antonio,
si me valiera,
al Cerro subiría 
por asentar mi mano en su cuerda.

Por sentir el calor de su llamada,
por estrechar su huella amada,
por pedir a Justa, que vuelva,
por rogarla que regrese.

Y, si no puede,
que paciente nos espere
cabe el lecho de mi muerte
para juntos, con alas,
levantar vuelo a la espadaña
que, Zarzuela
que, Ituero y Lama
levantaron, en el Cerro, con Las Navas.

Mi Justa y Alvarito,
los dos en el Cielo, con San Antonio.

BUENAS NOCHES, MAMÁ.

Para ti, para las felices casadas y las esperanzadas solteras, esta bella mazurka (música y baile polaco) que acentúa el tiempo tres, en compás del tres por cuatro.

Popular San Antonio, ¡hasta en nuestra Zarzuela!.

https://www.youtube.com/watch?v=b4wOGDNN3VA

    


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