domingo, 11 de marzo de 2018

UN ÁNGEL DE DOCE DÍAS


       Me he enterado tarde, recibo en mi móvil dos imágenes de lazos negros con la leyenda Por Gabriel.

Había subido al Camposanto a visitar el nicho de mi esposa, ya que ayer, por la lluvia no pude.

Siempre que entro en ese sacro lugar, primeramente me dirijo al rinconcito donde están enterrados los niños que fallecieron sin bautizar. Luego visito los de familiares, amigos y finalmente el de mi esposa.

     Y es que los niños siempre me han encantado, me he llevado siempre bien con ellos. Uno de mi pesares fue, siempre, el haber abandonado la docencia por la administración de empresas. Me engañé al trocar el fin humano por el crematístico.

     A mi, como a todos, nos ha llegado hasta el alma, la desaparición de Gabriel, justamente un día antes del fallecimiento de mi querida esposa hace tres años. El 27 de Febrero.

     No quiero entrar en el juzgar la malicia de su asesina. Me interesa más y me duele mucho, el arrancar esa: noble, inocente y  confiada sonrisa de Gabriel. No quiero ni imaginar, como se le borraría de su faz su gracioso mirar y su espontaneo reír ante la amenaza y ejecución de una miserable, indigna de ser nominada mujer.

    No sabía, quien le borró la amigable faz, que a la par que lo encerraba en un pozo, el inocente angelito, a quien quería ocultar; echaba alas, alas de ángel, hacia el lugar que su bondad y espontaneidad se merecían y donde todos le íbamos a encontrar.

     Estos días pasados, se me saltaban las lágrimas, ahora -maldita sea- no encuentro el pañuelo y tengo que dejarte para buscarlo. Me has hecho llorar, me has hecho quererte.

     Según lo busco, por la mesilla no está, en el bolso de mi chandal si. En tanto, pienso que envidio tu suerte, estarás muy cerca de mi difunta esposa, tan madre como la tuya que ya te estará abrazando.

    Esa mirada que nos dejaste, esa sonrisa que nos regalaste son idénticas a las de mis nietos, por ese parecido mirar, por ese idéntico reír, te consideramos como nuestro, colocados tras tu verdadera Madre,

   Por muchas mantas en las que te envolvieran no han podido borrar tu atrayente faz. Mi niño, tenemos un ángel muy pequeño, un ángel de 12 años.

   Ayuda desde arriba a quienes te trajeron a este Mundo, Nuestro dolor por tu marcha es incomparable con el de los que te querían como suyo.

   Puedes decir a tu Madre que llenaré mi posticks de "Pescaditos" de esos pececitos que tanto te gustaban, y que en tu memoria pintaré con mis nietos.







     Parecía que Herodes era cosa de historias pasadas. 

BUENAS NOCHES, MAMÁ. Dale un cariñoso abrazo.

https://www.youtube.com/watch?v=VomD9m6tbLA

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