sábado, 15 de septiembre de 2018

QUE TIEMPOS AQUELLOS.


          En nuestra carretera vital, hacia nuestro destino, un día coincidimos. Por suerte, largo trecho - casi cuarenta y nueve años - duró tu auto-stop; juntos emprendimos un largo viaje, tan juntos que, tras apearte en la estrella del eterno firmamento, aun llevo al cuello, colgado tu anillo, conduciendo solitario mi vida.

       Dicen que Chiquito de la Calzada, tras la muerte de su Señora, tenía llena la casa de fotografías de su esposa.

       Mi casa - copiando a Chiquito - es todo un homenaje fotográfico hacia mi inolvidable esposa. Desde que te subiste a mi "Seat 850", hemos recorrido miles de kilómetros, siempre juntos, amándonos sin accidentes ni sanciones. Releyendo nuestro Código de Amor, cada etapa de nuestra inolvidable Carrera. 

      Un día, el maldito cáncer,  te apeó de mi "Seat León" y desde entonces, conduzco muy poco. De mi Ávila a tu camposanto de Tornadizos. Conduzco, y según asciendo los 8 kilómetros a nuestro lar morueco, pienso - muy triste - en aquellos tiempos queridos.

      Tiempos queridos, que tras irte, a veces me parecen tiempos perdidos, por que ya no han de volver.

      Tiempos queridos que me llenaron  de realidad amorosa, de ilusión pretenciosa, teniendo en mi mano, sin - deshojarse - la fragancia y belleza de tan inmerecida rosa.

      Aquel tiempo que hoy considero perdido, fue tan querido, tan unido, tan compartido, que sus cuarenta y nueve años, pronto, demasiado pronto, se fueron.

      Sin ti, estoy muy solo. Duro se me hace cada amanecer. A veces, me consuela sentirte a mi lado; extiendo mi brazo por buscar que aquellos tiempos, otra vez, volvieran.

      Duro desengaño, mi mano solo palpa el cálido edredón, aquel que antaño cubrió nuestros tiempos: aquellos tan queridos y hoy perdidos, por si acaso volvieran.

      Si yo me atreviese, te pediría mi amor, mi guapa, es que.... me acompañases siempre, con solo tu presencia, en los kilómetros que me restan de Soledad Casera, de Residencia Geriátrica, de agonizante despedida a esta vital carretera. 

     Que en otra más amplia y azulada vía de tráfico, me hicieses un nuevo auto-stop. Pararía en seco, para echar, juntos, alas hacia un mundo eterno, pleno de manojos de rosas que no se deshojan.

ME COMPRENDES, MAMÁ.
Hasta ese día hermoso.

https://www.youtube.com/watch?v=XtuRm2ov5zU

          

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