miércoles, 3 de octubre de 2018

TRISTE GÓNDOLA, SIN TI.


           El fallecimiento de Charles Aznavour, a sus 94 años, tras grabar más de 1.400 canciones, de las que unas 800, eran propias composiciones. Se nos ha ido este gran hombre - al que no predecían futuro - en una preciosa góndola veneciana, llevándose el afecto de millones de admiradores por la Riviera de San Nicolo hacia el mar.

          Era ese cantante, que parecía pegar su voz a nuestros oídos, que nos creíamos dedicada su canción, a nuestra personalidad, a nuestra buena forma de ser o a nuestros enormes defectos. Su voz, su música, no era para otro, era para cada uno de nosotros, envolviendo con su armonía - personal y férrea - nuestro devenir de cada día, nuestro malhacer de cada puesta de sol.

         Con él, cerrabas los ojos en tu cama y con él placentero abrías los párpados a un nuevo amanecer.

         Se nos avecina el Día de Todos los Santos, por ello he visitado "Floristería Julita" para encargar un ramo de rosas a mi querida esposa, oyente apasionada- conmigo- de Aznavour. Ambos partieron, esposa y veterano cantante - cada uno en su góndola -hacia el Más Allá. 
        
         Ese Más Allá, prometido y que pienso exigir cuando , me toque. Creo en él, le deseo, pero a veces tengo que echar mano fuerte a la Fé y asirme muy fuerte a mi palo mayor.

        Dos grandes remeros, Tu Mamá y él, que manejasteis ,con fuerte personalidad y enorme dedicación vuestra misión en esta universal Venecia. Ella hogareña y él entregado a sus admiradores. Dos recios gondoleros.

       Mamá, te dedico tus doce rosas rojas, como todos los años. Las nuestras, sólo pueden ser rojas, por amor y por la soledad que sufrimos juntos, amándonos desde lejos.

       En este aniversario, agradecería entregases una de ellas, a nuestro cantante galo-armenio; se lo merece por haber llenado nuestro hogar, nuestro amor y nuestro cariño con la cálida emoción de su música y voz armoniosa.

       Hace años, él y su familia formaron parte de la Resistencia Francesa, apoyando y ayudando a armenios, judíos y perseguidos por el régimen nazi.

       No sólo era su voz y su creado pentagrama, era como tú, mi Esposa, un corazón: abierto, latente para todo necesitado. Cualquier ser humano, era considerado por ambos, como un miembro más de la propia familia.


       Por ello, en vuestro grato recuerdo, ya le he dicho al dueño de la floristería: - LAS ROSAS, GRANDES, ENORMES, QUE LAS DEL AÑO PASADO ERAN CHICAS.


       En tanto, este solitario gondolero, sigue remando sólo, en pos de la gondolera mía, que ya me saca ventaja en el canal. Dios quiera y sea verdad, que en un futuro boguemos juntos, a la par, dejando a nuestra espalda San Marcos y el Palacio Ducal. Que por la Riviera de San Nícolo alcancemos - otra vez juntos - la inmensa Mar.

Buenas noches, Mamá. Qué triste está Venecia sin ti,

   https://www.youtube.com/watch?v=5_E-X0nsI2Y   

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