Unidos día a día, cada puesta de sol, es un doloroso engarce con la fecha anterior y cada amanecer, un eslabón añadido al rosario doloroso, de recuerdos encantadores y hasta gloriosos.
Hay que despertarse cada día y dormirse cada noche, sobre una matrimonial almohada, donde el hueco vacío es irrellenable y hacía el que mi mente, corazón y voz, clama en la oscuridad de la alcoba: - ¡Mama!...¡Mama! , con dolorido acento, con la humildad del abandonado, con la pobreza de quien no tiene nada.
Quien como yo, disfrutó - bajo el paraguas del amor compartido - el grandioso y a la par gracioso tesoro de tus virtudes. Quien como yo, se unió a la - para mi - mejor compañera de camino, valiente y animosa en sus pasos, entregada, rendida, resuelta y brava,hasta en su paso final. Mama, entre los adjetivos dedicados a las mujeres por mi conocidas, uno me brota sobre los demás - Eras la mejor -.
Nunca olvidaré aquel día
mi desaparecida niña
en que te conocí.
Entre patrones y telas
cortabas con tus tijeras
una prenda de organdí
Tras saludaros a todos,
buscaronte mis ojos,
interesados por ti.
Volvieronse los tuyos:
confiados, animosos;
tus pupilas,
sin mediar palabra
me dijeron sí.
Fue el inicio,
el bendito principio
de tu entrega a mi
Fue el comienzo
de una búsqueda
casi eterna,
sostenida,
con ardor mantenida,
de mis ojos
puestos por siempre en ti.
Hace dos años
que tus ojos
se cerraron.
Aun con parpados
tapados
seguían diciendome sí.
Sí, cuando cortabas con tijeras,
aquella prenda de organdí.
Sí, cuando besé tu fría frente.
Si, cuando el fuego te separó de mi mente.
Hoy, subiré hasta tus cenizas
seis rosas primorosas,
que dormirán junto a ti.
Cada rosa, un beso,
cada beso, un recuerdo
de lo mucho
de lo todo
que diste a todos y me diste a mi.
Buenas noches, mamá.
Nuestra vida compartida fue un vals.
https://www.youtube.com/watch?v=saJ1AVxkFXc
Volvieronse los tuyos:
confiados, animosos;
tus pupilas,
sin mediar palabra
me dijeron sí.
Fue el inicio,
el bendito principio
de tu entrega a mi
Fue el comienzo
de una búsqueda
casi eterna,
sostenida,
con ardor mantenida,
de mis ojos
puestos por siempre en ti.
Hace dos años
que tus ojos
se cerraron.
Aun con parpados
tapados
seguían diciendome sí.
Sí, cuando cortabas con tijeras,
aquella prenda de organdí.
Sí, cuando besé tu fría frente.
Si, cuando el fuego te separó de mi mente.
Hoy, subiré hasta tus cenizas
seis rosas primorosas,
que dormirán junto a ti.
Cada rosa, un beso,
cada beso, un recuerdo
de lo mucho
de lo todo
que diste a todos y me diste a mi.
Buenas noches, mamá.
Nuestra vida compartida fue un vals.
Óleo de Félix Mestres Borrell 1905 |