Cuando paseo por los jardines de San Antonio y del Recreo, a menudo, contemplo una parejita de abuelos prendidos del brazo, asidos por sus manos o apoyados en sus cachabas o cayatos. Es un regazo donde aspirar oxígeno ilusionante.
Al jardín del Recreo lo llamaban de" EL Embobadero". Resguardado el Parque por los altos muros del convento de Santa Ana, era lugar apropiado para unir manos de joven piel y finos amores.
El torax, se me llena aire; a la vista de los abueletes emparejados; mis pulmones aspiran fuerte el aroma del tejo centenario. La imagen embobadera percibida, se me clava en la mente, con la desazón envidiosa de lo no logrado. Tras ello espira mi pecho, para entregar y dar escape a la imagen oreante, porteadora de ilusiones anheladas y no alcanzadas.
Te marchaste, mi niña,
buscando una estrella,
te fuiste,
te alejaste
en pos de ella.
te alejaste
en pos de ella.
Marchaste muy pronto
y al irte, sola
clavaste en mi hondo,
cruel y fina daga
para dejarme solo.
Siempre soñaba,
siempre anhelaba,
caminar juntos
más tiempo;
unir manos
y pensamientos,
entre dedos entrelazados.
Y tras ese tiempo,
manos y dedos entrelazados,
pasear el Embobadero,
precediendo
el infantil estruendo
de nuestros diablillos
e inefables nietos.
Envidio lo que veo,
me duelen los abuelos
duelen por pareja
por número par.
Yo, hoy en el Embobadero,
camino solo.
Entre la hierba, hago sendero
marcando huella impar.
No soy un abuelo entero.
No uno manos y dedos
a los de mi compañera.
Marchose a una estrella
dejándomos
privandonos
a mi y mis pequeños,
de la más bella niñera.
Soy medio abuelo
quisiera serlo entero
quisiera formar par
y mis dedos entrelazar
en el Ebobadero.
Preceder a mis pequeños
acompañado por ella.
Se fue,
voló tras una estrella.
Mis niños,
aunque no la vemos
paseemos con ella.
Entre la hierba
hagamos senderos
marcando nuestras huellas,
las nuestras y las de ella.
pasear el Embobadero,
precediendo
el infantil estruendo
de nuestros diablillos
e inefables nietos.
Envidio lo que veo,
me duelen los abuelos
duelen por pareja
por número par.
Yo, hoy en el Embobadero,
camino solo.
Entre la hierba, hago sendero
marcando huella impar.
No soy un abuelo entero.
No uno manos y dedos
a los de mi compañera.
Marchose a una estrella
dejándomos
privandonos
a mi y mis pequeños,
de la más bella niñera.
Soy medio abuelo
quisiera serlo entero
quisiera formar par
y mis dedos entrelazar
en el Ebobadero.
Preceder a mis pequeños
acompañado por ella.
Se fue,
voló tras una estrella.
Mis niños,
aunque no la vemos
paseemos con ella.
Entre la hierba
hagamos senderos
marcando nuestras huellas,
las nuestras y las de ella.
BUENAS NOCHES, MAMÁ.
https://www.youtube.com/watch?v=vtQRoNpm2J8
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