domingo, 19 de marzo de 2017

FUIMOS JOSÉ.

Me he permitido, sin obtener licencia, recortar parte del óleo sobre tabla, pintado en 1611 por el flamenco Abel Grimmer.

Desde aquí abajo, pido perdón por mi atrevimiento al bueno de Abel. Con tal nombre, tiene que ser bueno forzosamente y seguro estoy de haberlo obtenido.

Mi tijeretazo a la obra, conlleva la decisión de traer a primer plano la figura de San José, buscando posada en Belén, para el descanso, tras largo viaje, de su embarazada esposa y el cuidado necesario al factible alumbramiento.

Tanto la escultura, como la pintura del XVII y siglos anteriores, insisten machaconamente, en dotar de señales identificadoras para no errar en la personalidad  del protagonista. En esta tabla, lo es José, portador sobre su hombro, de un enorme serrucho de dientes prominentes. Queda claro para el curioso espectador el oficio y la identidad de quien sustenta las riendas del cargado asno.

La escena, me encanta. Todo Padre, debe reconocerse en ella, recordando tiempos pasados, inflamado del cariño hacia su esposa encinta y hacia el fruto del amor que pugna por nacer. 

Todos, hoy abuelos, ayer padres, nos volcamos, con amor inmenso, hacia la madre y el hijo deseado necesitantes entonces de: Posada,  Casa Cuna, hoy Clínica, Paritorio y ayuda neonatal. Todos, aquel día, no fuimos: Andrés, Lucas o Tomás, fuimos un autentico San José.

¿Te acuerdas, Mamá.? A que sí.

BUENAS NOCHES, MAMÁ.

https://www.youtube.com/watch?v=lh0ODb9Ku8I

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