lunes, 23 de mayo de 2016

CALLEJUELA SIN SALIDA.

Sin ti, Mamá, poco valgo.

Estando juntos, como cuando tu vivías, me sentía válido para todo.

 Desde que te fuiste, me acobardo, me siento inútil ante cualquier problema. Tal es mi temperamental estado que, cualquier tema a resolver, lo sopeso, lo miro y remiro, lo consulto y dudo de mi capacidad resolutiva para afrontarlo.

Estoy en una callejuela sin salida.

La Cirugía me arrebató lo que más quería. Ahora, tras demorarlo una y otra vez, primero estabas tú, me toca afrontar mi intervención quirúrgica. Me sustituirán dos válvulas cardíacas y me harán dos injertos coronarios, dos "bypass".  Callejuela obligatoria para mi, sin ti a mi lado. El no contar contigo, a mi vera, se me hace caminar, deambular de una acera a la otra sin vislimbrar la salida.

La imagen que inserto, del cirujano extrayendo la piedra de la locura, obra en óleo sobre tabla de la escuela flamenca, realizada, por Hemessen, me llena de pesares. En aquella época, se creía que la sinrazón, que la locura, era producida por un objeto que presionaba el cerebro. 

Quizás el falsario cirujano, efectuaría una incisión sobre la frente del paciente;  posteriormente colocaría una piedra sobre la herida, justificando así su engañosa pericia. Una mujer, entrada en años, actúa como ayudante del embaucador. Una joven prepara una loción curativa.

Justo, al lado del amarrado paciente, otro cliente espera su turno con los brazos elevados y los ojos bien cerrados, no deseando contemplar las fases de la intervención.

El impostor cirujano, ya tenía una somera idea de la Publicidad profesional. En lo alto del paciente penden varias piedras de la locura justificando falsos éxitos anteriores.

El Bosco, también toco el tema en oleo sobre tabla de roble. Lo adornó
con lazos dorados enmarcando la tabla. Hasta el pincel se vuelve locuaz. En letras góticas escribe:

 "Maestro,quítame pronto esta piedra".
Sigue, escribiendo en la parte inferior para identificar al paciente "Mi nombre es Lubbert Das". 

Satírico el pintor, se mofa del estafador cirujano, colocándole un embudo sobre su cabeza. Asisten un fraile y una monja. Ésta con un pesado libro sobre la cabeza.

Como si El Bosco nos quisiera indicar que para la piedra de la locura no valen los milagros, ni el Saber representado por el libro sobre la testa de la religiosa.

En la extracción de Lubbert Das, el maleficio no era causado por una piedra, un tulipan de lago era la causa de su distinto razonar, de su sinrazón.

Ambas tablas están en el Museo del Prado de Madrid.

Afortunadamente la Medicina actual, la Cirujía, ha conseguido grandes y espectaculares avances. Todo País que se considere avanzado debe invertir en investigación y medios a fin de lograr una Asistencia Sanitaria eficaz, curativa y muy poco lesiva.

Yo, casi, casi me palpo una piedra muy dura en la frente. No, no es la piedra de la locura, debe ser la piedra de la desorientación. Sin mi esposa, a mi lado, entraré en el quirófano, saldré hacia la U.C.I. y subiré a Planta. Tras ello, vuelta a casa, recuperación... y subir y bajar mi callejuela sin salida. Mi callejuela querida en la que, por desgracia, no estás, Mamá, tú. 

Lamentaré en esos días de paciente, no poder dedicarte mis periódicos blogs. Ellos, falsarios como el Cirujano de la Piedra, me engañan, , me estafan, pero Mamá, me unen y abrazan a ti.

 Mi, callejuela sin salida. Yo no puedo caminar, ni de noche ni de día, ni "pa alante" ni pa atrás".





BUENAS NOCHES, MAMÁ.

https://www.youtube.com/watch?v=5Pm0geBKHMU

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