miércoles, 20 de julio de 2016

ÁVILA EN SEFARAD. ( I ).

Si Ávila descendió muchos peldaños en su importancia ciudadana, los bajó, demasiado aprisa, tras la expulsión de los Judíos en 1492.

En mi infancia, siempre me imaginaba un judío con la faz estrecha, poblado su rostro de ensartada barba, con una bolsa en la mano, repleta de maravedíes y tras una mesa que le separaba de un modesto agricultor, solicitante de un adelanto a su cosecha.

Nada más lejos de la realidad, de los hechos sucedidos y por ellos padecidos. 

Ávila pudo contar con habitantes judíos, mucho antes de la Repoblación de Raimundo de Borgoña, y sí con la dominación romana.

Recordamos la viñeta del Judío, en mi blog sobre el Románico, dedicado al cenotafio de San Vicente. Leyenda del siglo VII o realidad del siglo IV. El Judio, profanador de los Mártires, terminó cariñosamente  sepultado cabe el cenotafio de San Vicente y  sus Hermanas.

En 1290, Ávila era la tercera Aljama de Castilla por las cien familias judías que aquí residían.

En la muralla, frontera a los Jardines de San Vicente, la premura constructiva y defensiva, asentaba sobre las piedras: cistas romanas, moldes pétreos de tuberías de plomo, verracos vettones y hasta inscripciones funerarias hebreas. - "Aquí yace Isaac. Que su alma esté guardada en la bolsa de la Vida".

Los sefardíes, veteranos en la díáspora, curtidos en los cambios de vecindad, no deseaban bienes raíces, eran perpetuos inquilinos de sus modestas viviendas. En Ávila, la mayoría vivían de alquiler en las numerosas casas propiedad del Cabildo Catedralicio.


No se ocupaban en menesteres del Campo. Eran artesanos: curtidores, orfebres, zapateros, médicos y sastres. Coincide que el baldaquino del  Cenotafio de San Vicente, fue obra de un judío.

La Mesta, la Trashumancia, la Carretería y su Cañada, constituían una fuerte demanda que estos artesanos satisfacían. 

Las Tenerías, oficio corriente de los musulmanes, en Ávila estaba atendida por los judíos. Excavaciones recientes, las han aflorado junto a la Ermita de San Segundo, a orillas del río Adaja. Poco a poco, se están restaurando y protegiendo para, en  el futuro, abrirlas al turismo.

Fiscalmente contribuían con sus tributos a la Tesorería Real, superando a veces las aportaciones de cristianos o mudéjares.

Contaban con sus sinagogas: la del Pocillo, la de Belforad, la del Lomo.


SINAGOGA  DEL POCILLO
SINAGOGA DE EL LOMO




Su barrio, la Judería, se asentaba al suroeste del recinto amurallado, en la calle Telares, sus establecimientos en la calle Zapateros, hoy calle Vallespin.


Sus modestas casas, de una sola planta, contenían un patio interior. Aún, hoy, se conservan.

En Ávila, la relación entre las tres culturas y,  religiones fue respetada cuidadosamente. No existieron revueltas o progroms contra ellos. La relación y la convivencia siempre fue fructífera para todos.

La Inquisición no afectaba a los practicantes del judaísmo. Sí vigilaba muy estrechamente a los conversos.

Comercialmente hay que destacar a los descendientes del judío Diego de Bernuy, "judío de señal", admitido entre los cristianos llevando sobe su hombro un distintivo converso. Formaron en España y  Francia toda una red comercial que, posteriormente saltó hasta Sudamérica.

Mamá, siglos mas tarde, llegamos tú y yo, en alquiler, cabe la sinagoga de El Lomo en la calle Esteban Domingo. Allí formamos nuestra pequeña familia. Con el tiempo adquirimos nuestra vivienda en el antiguo Jardín de El Embobadero. El amor, cuadraba con la denominación de el Jardín. Fué nuestra preciosa diáspora hasta que me dejaste solo sin mi añorada sefardita.

BUENAS NOCHES, MAMÁ.



https://www.youtube.com/watch?v=Fg3BrNCfRLE









No hay comentarios:

Publicar un comentario