domingo, 3 de julio de 2016

EL IDIOMA. ABRAZO HABLADO.

Mi amada castellana. Tú, segoviana, tu esposo vallisoletano. Nuestro hogar ha sido siempre locutorio del mejor "parlar castellano". 

Mamá, en tu estrella, tiene que dominar nuestra lengua. Bueno, salvo el chino mandarín, vencedores por goleada. Yo, te sigo escribiendo, como en la "mili", casi carta por día. Cuando yo parta hacia ti, como Nino Bravo, con un beso y una flor, quemaremos - juntos - todos mis mensajes virtuales franqueados. El humo de la quema me olerá a incienso. Cogidos de la mano, de nuevo, la hoguera de mis blogs, abrasará tristes recuerdos de soledad e inundará de perfume una nueva y compartida vida.

Iberia, dominada por los romanos, balbuceaba latín. Mezclaba el ligur con el itálico. Nuestro origen lingüístico indoeuropeo aprendió - como niños - por imitación. Tras una etapa de balbuceos fuimos añadiendo las palabras latinas más necesarias para nuestra relación con los demás.

Poco a poco logramos distinguir: el número, el género, y las formas verbales. Tras lograr la comunicación y la expresión, antes de aplicar a la nueva lengua, nuestro estado afectivo y lograr la oración verbal que, mejor, exprese nuestra idea a comunicar, invasores venidos del " vulgo " añaden locuciones navarro-aragonesas, expresiones del euskera. Se anuncia un nuevo parto, el nacimiento de la lengua romance.

El vulgar romance, crece, domina y se extiende. El "vulgo" lo ha creado y lo impone como nueva norma de comunicación.

Nuestra convivencia con francos, astures, vascos y lusitanos, aporta un rico e inmenso léxico a la nueva lengua romance. Los siglos, los Reyes, sus códices y leyes, la frontera, el comercio y los usos, juegan con las palabras y las oraciones.

Para contemplar, hoy, esos cambios me he fijado en la toponimia de nuestra querida localidad de Tornadizos de Ávila.

Cerca de  la estación de ferrocarril de La Cañada, las más elevada de nuestra férrea geografía, existe el Alto de Valdelavía. 

Siguiendo a J. M. Gonzalez nos indica que "Avía" es un término indoeuropeo, muy extendido en Celtiberia que indica corriente fluvial.


En Valdelavía, se unen el río Gaznata, el  arroyo Majada Honda y el manantial de la Ventilla. 


Efectivamente existió un caserío en el término de Tornadizos denominado VALDEAVIA. Para más sorpresa el  nombre Gaznata procede del  latín "gracinare". O sea lugar de graznidos.

Mira por donde, Valdeavia, por culpa del ferrocarril se trocó en VALDELAVÍA.


Para subir a la "Iruela" de Tornadizos, o saltas de piedra en piedra el río Tornadizos, llamado también " El Chico" o rodeas hasta el rústico puentecillo que da camino al molino.

Iruela es un parónimo que proviene de Uruelas: significa era, pedazo de terreno o cuarto de viña. Saltado el río, al llegar arriba, una amplia era luciente de verdor, confirma la certeza toponímica.

Existe en la localidad una dehesa denominada Espeluca. Para mí denominación celta. No obstante, el mismo nombre aparece en la provincia de Jaén para nombrar a las cuevas de Espeluca, que dicen, tienen origen visigótico.

El Gansino. Finca atravesada por la vía férrea para llegar a la estación de RENFE en Ávila. Esta dehesa, aparece  en la descripción del Sexmo de Santiago como el Canssino. Acepción que puede referirse a cansancio o a campesino.

Toda la toponimia de Iberia, es un ir y venir de cambios impuestos por hechos, por nuevas acepciones, por influjos de los tiempos o el poderoso "vulgo" dueño y señor del léxico.



Desde San Millán origen del castellano, nuestra lengua sigue viva y pujante. Felicitemosnos.

BUENAS NOCHES, MAMÁ.

Más allá, habrá un lugar donde el sol, cada mañana, brille más.

https://www.youtube.com/watch?v=V6uJQNKnMNY

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