Ya, desde pequeñitos el cuento de Blancanieves, nos advertía de enorme poder del Beso. El rozar levemente la mejilla de nuestra amada, nos otorgaba el poder de devolverla a la vida. ¿Dudábamos?, ¡no!. Otra narración, la de la Bella Durmiente, nos confirmaba el enorme dominio y potestad, que el afecto dotaba a nuestros labios.
Es asombroso el conocer la infinidad de actos físicos, síquicos y neurológicos, que un simple beso, desencadena en el donante y en quien lo acepta recibiéndolo.
Sensaciones, movimientos internos, coloración de la piel, creación y secreción de hormonas, alteración del ritmo cardiaco, elevación de la presión sanguinea... infinitos cambios, los que puede desencadenar un "pico" entre dos enamorados.
Conste que esos enamorados pueden ser: una pareja de "periquitos" donde el macho, en su "cortejo" alimenta a la hembra, un primate agasajando a una hembra, o un enamorado humano, prendado de los labios de ella.
El beso dado en la mejilla, puede ser un objeto de saludo afectivo, igualmente, cuando se deposita en la frente.
Cayó en desuso el beso dado en la mano,reservado ya, para eventos oficiales reales o papales.
Es tal la importancia del beso en la Cultura Universal que, el Arte ha logrado expresiones del mismo, en celebres pinturas y en logradas esculturas.
El beso erótico, logra su máxima expresión escultórica, con la obra de Auguste Rodin "Le Baiser", donde Paolo y Francesca, unen sus labios, entregados a su amor y ajenos al traidor incesto hacia Malatesta, esposo de Francesca y hermano de Paolo.
Para besos traidores, el Beso de Judas, óleo sobre lienzo de Luca Giordano, donde el ósculo sobre la mejilla y el desangelado abrazo, entregan el viejo afecto y lo encierran en una bolsa de monedas, que el traidor apóstol, atenaza en la otra mano.
Hasta Gustavo Adolfo Bécquer, en sus "Leyendas", dedica una, situada en los tiempos de la Guerra de la Independencia, al frustrado beso de un Capitán de Dragones franceses, a la bella escultura funeraria, en mármol, de Doña Elvira de Castañeda. La acampada de los franceses, en un imaginario templo toledano, enloqueció de amor al Capitán que, finalmente, en el intento de besar los fríos y pétreos labios de Elvira, murió sin llegar a alcanzarlos.
Muy deseado, muy añorado el beso. Cada vez, besamos menos. Díganme a mi, con mi amada, con mi Blancanieves en el Cielo.
No obstante, Mamá, hoy subiré hasta tu nicho, besaré la fría lápida que nos separa. Mi beso, podía ser el de tu Príncipe. Mis besos principescos: cálidos, amorosos, ya no desencadenan catarsis de sensaciones, son besos para un lejano mañana en que, a tu lado, quiero despertar para besar tus labios, el primero.
En el Día del Beso, que mis labios, rocen los tuyos, allá donde estés.
BUENAS NOCHES. BLANCANIEVES.
https://www.youtube.com/watch?v=95nFsh_VGEo
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