Mamá, tengo un día terrible. Acosado por tu recuerdo, aferro mis dedos al mallazo galvanizado que tu marcha levantó, cual infranqueable muro, entre nosotros.
Vergüenza me da escribir que - afortunadamente - mi blog "Volver a verte ya" me permite entablar virtual lazo comunicativo contigo.
Nuestros hijos hicieron un obligado viaje. Yo, abuelete de Darío, tuve la gran suerte de compartir 24 horas con él. Merienda, salida al Parque, cena y acostarle en nuestra casa en la habitación contigua a la nuestra.
Tras la comida, con menú a la carta, por él impuesto; sus sopas de estrellas, sus filetes de lomo adobado, enterrados bajo largas patatas fritas. Su cierre, la apoteosis final de compota de fresas con helado.
Tras ello, su marcha, su beso, su Adiós y mi vuelta a esta desangelada casa plena de enmarcadas fotografías de un pasado, de unos amores, de unas entregas que nunca volverán a realizarse para mí.
Mamá, nuestra casa, contigo, fue casa para todos: mayores, hermanas, sobrinas e hijos. Tras tu marcha esta casa es remedo de una fortaleza abandonada. Faltan voces, no se escuchan risas, no suenan carreras por los pasillos. Nuestra puerta, ahora, sólo se abre para el joven que me trae el catering del almuerzo o para la viejecita vecina Lola, quien no sabe abrir el moderno tapón de la botella de amoniaco.
Nuestro hogar, sin ti, ha perdido atractivo para quienes con nosotros celebraron: cumpleaños, Navidades, Comuniones y todo tipo de alegrías familiares. Sin ti, seguimos siendo familia, pero... echo de menos, me falta, la unión, la asiduidad, la comunicación de antaño. Si quiero saber, yo descuelgo el teléfono. Echo en falta el ring, ring, de sus ajenas y viejas llamadas, me he quedado sin onomatopeyas externas y familiares. Sólo mi hermana Mari se cuida de colgarse, cada sábado, hora y media, para darme aliento, ella, mi hijo y la abuela Flor.
Me veo solo, me miro cual migrante en el camino que me lleva hacia mi fin y afortunadamente hacia ti.
A veces, deseo correr rápidamente el resto del sendero. A veces deseo colgar mis dedos en la alambrera de mallazo para verte y acercar mis labios a los tuyos. Lamentaría el alargamiento de la caminata que conlleva decrepitud física y anímica.
Aunque tenga que echar mano de un andador, Mamá quiero llegar pronto a ti y vencer mi TODO ES CAMINO.
Buenas noches , Mamá
https://www.youtube.com/watch?v=16BxgKX7bYc
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