jueves, 27 de abril de 2017

AMIGA Y ESPOSA-

Querida Mamá, en el tímpano de la basílica de San Vicente, en Ávila, esculpido en piedra caleña, se muestran dos mundos distintos, el del rico Epulón en amplia y confortable estancia y fuera, en la calle, el del pobre Lázaro a quien los perros lamen sus llagas. 


A la derecha de esta escena, el románico (inventa el "comic") y nos muestra el entierro de Epulón, rodeado de plañideras también, el cuerpo 
del fallecido Lázaro elevado por los ángeles al Cielo.

Toda una lección medieval, expuesta en piedra rosada, con sabia Pedagogía, digna de Célestin Freinet. En ambos diseños, siempre me ha intrigado una prominente elevación de la piedra, creando una raya separadora, divisoria entre el obrar mal y el bien.

El cantero escultor, ya vislumbraba el nacimiento de la perspectiva, ya establecía un punto de fuga para encuadrar y dar dimensión de profundidad, elevando esa prominente raya separadora. A fin de cuentas, una puerta cerrada para los de fuera y amparo para los de dentro.

Ya, en nuestra niñez, abríamos esa protectora puerta familiar y gozosos, compartíamos nuestro solaz con los niños y niñas de nuestro barrio. Los años y la vecindad trocaron aquel solaz en férrea e indisoluble amistad.

Amistad que, muchas veces, superaba en valía al lazo familiar, gordianamente atado dentro de la puerta paternal.

En mi caso, como en muchos, Justa, aquella niña tímida, luego espigada y bella moza, era un imán atrayente para el antiguo chiquito sabihondo, hoy, educador y pedagogo.

La PUERTA, la del tímpano de San Vicente, es reflejo de las puertas que abríamos y cerrábamos de niños. Hoy, nuestras puertas son acorazadas,
vida hacia dentro y.... ¡hola! y ¡adios!... para los de fuera. Por ello, me encantan los parques infantiles, sus toboganes, sus columpios...las risas y dichos de los niños y el saltar la comba de las niñas de mi barrio.

Cuando acompaño a mi nieto al parque infantil del Jardín del Recreo y gozo con el chillar alegre de los niños y niñas. El recuerdo se me escapa hacia Justa, aquella niña tímida a quien arrebataba - a veces - su muñeca Barriguitas. Menos lejano, mi recuerdo se vuelve a posar en Justa, espigada moza a quien solicité fuese mi esposa.

Amiga y Esposa, venida y querida de allende la Puerta. Juntos formamos durante 48 años, un hogar con puerta al vestíbulo, pero...siempre abierta a todos. El amor, el respeto, la unión, corrían pasillos, bajaban escaleras tomaban el ascensor.

Lo más bonito del mundo a poder ser: primero AMIGA,luego ESPOSA.

BUENAS NOCHES, MAMÁ.

https://www.youtube.com/watch?v=7K1TwRQMW7Y

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