Cuando la noticia del óbito de un amigo, de un ser querido, nos la vocea el viento, la afectuosa arena del desierto nos tapa los oídos. Por muchos días, vivimos en una protectora nube. Sólo nuestro corazón escucha la mala nueva; la achica, la aminora, ignorando la huida al infinito del ser querido, cubriendo la ausencia, con la preciada y enorme duna de su amistad, de sus virtudes de sus entrañables afectos.
Hay afectos que fueron lazos de íntima unión: amigos, casi hermanos; mujeres que parodiaron amores de esposa sin serlo: niños y sobrinos que nos dieron, generosamente, esos besos que nadie no da ya.
Nuestras montañas hablan mientras callamos. Su silueta, dibujan en nuestras Segovia o Ceuta la "Mujer Muerta". Monumentos impresionantes que el amor humano o el de Hércules petrificó, levantando gigantesco túmulo a quien fue esposa o amiga. Son nuestras pirámides con secretas cámaras a trechos de vida íntima y secreta: compartidos, unidos, y con nosotros entrelazados.
Estos recuerdos, montañosos en la rememoración , infranqueables en las fronteras sociales, nos esposan las manos de las decisiones. En nuestra Memoria, vence el pasado a los deseos presentes y contribuyen a un culto: debido y bien ganado, por quienes se marcharon.
Por ello, la nevada silueta de la segoviana sierra, separa el pasado del porvenir. Porvenir amoroso imposible, que sólo permite trocarse en amistoso y -por sus cálidas fronteras- en un grato y antiguo recuerdo apartado del presente y relegado al pasado.
Pronto, en unos días, tres años se cumplirán de la muerte de mi Mujer Muerta Segoviana, hoy cubierta de nieve y calurosamente guardada,todavía abrazada, en mi agradecido y rendido corazón.
De ella, me quedan los rincones de nuestra casa, por ella pisados, por ella aromatizados de cariño y calor. Por unos años, tus fotos me miran todavía, con esa penetrante mirada que cala hasta lo más hondo y tu atrayente sonrisa que miro y remiro cada noche, antes de acostarme solo. Tú, siempre laborando, siempre amando y hoy...de tu silencio, de tu recuerdo, me creo solo, mas sé que estás a mi lado pese a mi sordera espiritual.
Solo pido una cosa que mis cenizas reposen junto a las tuyas que no figure mi nombre sobre el pulido granito. Solamente esta frase, Mamá.
OTRA VEZ JUNTOS.
BUENAS NOCHES, AMIGA.
https://www.youtube.com/watch?v=UeKqKcaQvYM
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