jueves, 8 de febrero de 2018

RENGLONES TORCIDOS.

Nacimos, tú y yo, para escribir una página, la de nuestra vida conjunta.
Las hojas de papel que nos dieron, por defectos de impresión tenían los renglones torcidos.
Tras conocernos, escribíamos, una tras otra página,  con frases bonitas con tintas de amor.
Terminada nuestra página la leíamos pero enseguida la arrugábamos y la depositábamos en la papelera, los renglones que imprimieron, en nuestras páginas , carentes de confianza en nuestra entrega,los imprimieron torcidos para desunirnos a los dos. Esos renglones torcidos eran afines a mi; ellos habían elegido pareja para mi.

 No pudieron con nosotros, no pudieron con mi. Yo te quería a ti, te elegí para madre de mis hijos y puse mi entrega mi vida futura, mi porvenir en ti.

Por ello decidimos no escribir nuestra vida en papel con renglones torcidos. Dios nos unió y ayudó; vivirla, respirarla, disfrutarla sin pluma ni papel. Era mejor narrarla cada amanecer, grabarla en nuestra piel, cada anochecer. 

Dormirnos sin renglones, despertarnos sin opiniones, cosiendo cada día, cada amanecer, nuestro amor, hoja por hoja. escrita en pergamino de nuestra piel, a nuestro Libro Becerro en el que caligrafiábamos nuestras prebendas, más bien entregas del uno al otro, sin reparar en la desviación de sus renglones.

Con nuestros hijos, sus nietos, la escritura se trocó en recta, no hubo ya renglones torcidos. Unos y otros añadimos páginas a nuestro Libro Becerro con franca expresión, con limpia erudición y rectilínea caligrafía.

Va a hacer tres años que tú, mi Niña, escribiste tu mejor página en nuestro Libro; el cáncer apretó tu escritura, la engrandeció y tu folio final, fue la despedida de quien no quiere irse por lo que te quedaba por hacer. El adiós de quien -a su pesar se va- sabiendo lo mucho: trabajo y cariño que deja atrás.

Ese fue, para mi el renglón más torcido que espero Dios enderece, para el las líneas vacías, seguir yo escribiendo
mis hojas finales que cierren y encuadernen un Libro cargado de entregas, amores, y esperanzas del Más Allá

En mis solitarias faenas, una curiosa paloma, el tejado de enfrente picotea. Mi soledad ve en ella la Mujer que me falta, el Amor que me espera, La Esperanza  que anhela encontrarnos de nuevo para seguir escribiendo sobre torcidos renglones un nuevo Becerro pleno en ilusiones.


BUENA NOCHES, MAMÁ.


https://www.youtube.com/watch?v=cW-qSoSoKtA



No hay comentarios:

Publicar un comentario