miércoles, 22 de junio de 2016

AUTO DE FE.


Abrimos hoy con el cuadro de Pedro de Berruguete, en el que representa con pormenor, la vieja realidad de aquellos Autos de Fe, afortunadamente relegados a las viejas páginas de la Historia.

Berruguete, natural de Paredes de Nava, descendía de una familia vizcaína avecindada en la noble y antiguamente más poblada villa palentina. 

Parece que el paradeño, no visitó Flandes. Si, viajó a Italia: Roma y Urbino, donde se sintió influenciado por la pintura renacentista que le otorgó un acendrado estudio de la fisonomía humana en movimiento y una idea fija:
reflejar la realidad escénica y costumbrista castellana.

Trasladar al lienzo lo que una cámara fotográfica hubiera tomado.

El cuadro, obrante en el Museo de El Prado, proviene de la Sacristía del Monasterio de Santo Tomás en Ávila. Esta obra, se libró de la Desamortización al ser adquirida para la pinacoteca nacional.

El Auto de Fe, representa la renuncia a la herejía de un tal Raimundo. Por mandato del Papa, Santo Domingo de Guzmán, tuvo que actuar  en el Languedoc, contra la herejía albigense nacida en la población de Albi.
En este cuadro, se representa un auto de fe contra los albigenses también denominados cátaros.

En aquella Cruzada, iniciada por las tropas pontificias y apoyada por los reyes vecinos, existían muchas razones, algunas más políticas que religiosas. El auto de fe, representa un acto consumado en el siglo XIII.

Pedro Berruguete, en su estancia en Ávila, presenció un auto de fe celebrado en la actual Plaza de El Grande. De él, tomó nota para pincelar las curiosas escenas logradas.

Acompañan a Santo Domingo seis jueces, uno de ellos también dominicano. Bajo dorado dosel flamea el estandarte de la Inquisición; Un auxiliar del tribunal, dormita plácidamente, mientras se lee la sentencia.

Al pie de la escalera que da acceso al estrado, otro dominico habla con Raimundo, despojado de la coraza o gorro, tras haber rectificado su postura herética.

Dos condenados a la hoguera, son vigilados por hombres a caballo. Otros sentenciados, con su sambenito amarillo y tocados de corazas, atienden a los consejos de los frailes. El público, bajo el estrado contempla la escena.

Hoy, desgraciadamente, siguen actuando inquisitorialmente, lobos solitarios, que prescinden de: jueces, torturas y escenarios. En nombre de sus ideas, en sus manos un arma de muerte, siegan la vida de inocentes, en pro de sus locos conceptos, contra la forma de pensar de los otros.

La última víctima ha sido la diputada laborista Jo Cox, figura emergente y querida por sus seguidores. Baleada y apuñalada, dio su vida por sus ideas. 

El asesino segó un porvenir que sólo contaba cuarenta y un años.

¿Para qué?. 

Siguen existiendo los autos de fe. Sin estrados, sin contraposición de razones.

 Es un peligro, hoy, ser adalid de una brillante idea. Jo Cox, ha muerto, pero sembrando una forma de pensar y obrar que fructificará.



BUENAS NOCHES, MAMÁ.


https://www.youtube.com/watch?v=FfdffP8baqM

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