Sí, mamá, estoy al día, sé que hoy es la festividad de San Antonio. Sé que en "El Cerro", de soltera, volteaste una vez la campana, pidiendo novio.
Y el Santo, el de los pajaritos, abrió mi jaula y me llevó - para mi dicha - a ti. Gracias San Antonio, me diste compañera para cuarenta y nueve años.
Tras ellos, aleteo solo, entre los plateados barrotes de mi jaula desamparada. Muchos años subimos juntos, con toda la familia, al Cerro de San Antonio. Hoy, ya no, para que llorar.
Hoy, prefiero volver al románico del Cenotafio de San Vicente e Ávila.
Precisamente, a su estrecho lado oriental. Oriental por la salida del sol. Oriental por las esculturas de los Magos. Magos que según Benedicto, el Papa, no procedían de Oriente. Iniciaron su largo viaje desde nuestro Tartessos primera civilización Occidental, nacida entre Huelva, Cádiz y Sevilla.
Pues: valientes, buscadores de la verdad, caballeros del Guadalquivir, ahí les tienen, en el primer tramo del tríptico escultórico, sobre sus monturas a la vera del palacio de Herodes Agripa.
Querían preguntarle por el lugar donde moraba el recién nacido Mesías.
Herodes les recibió y agasajó. Les pidió volviesen a su fortaleza, tras encontrar al Mesías, con el fin oculto de liberarse de un serio competidor.
Los Magos, partieron hacia Belén, ignorantes de los malos pensamientos de Herodes, quien ya afilaba sus armas asesinas para deshacerse del recién nacido Rey de los Judíos.
La tabla escultórica central, muestra con la: naturalidad, la sencillez escénica y el afán docente del románico la pía ofrenda de los doctores de Tarsis, convencidos de haber logrado ver el Sol de su Dios.
El escultor no se arredra en dotar a sus figuras de magnificencia: coronas, posturas, pliegues en las vestimentas. Se olvida del hieratismo románico y se adentra en el regalo de la expresión en movimiento.
Melchor dobla su rodilla, Gaspar y Baltasar, expectantes.
El Niño Dios, como cualquier pequeño - ante un regalo - tiende su mano hacia la ofrenda. María,la madre, centra su mirada sobre el oferente.
Un poco soñoliento, San José. Apoya su rostro sobre la palma de su mano, ajeno a la trama escénica. Debió haber pasado una mala noche. Y es que la NATURALIDAD del Románico es altamente expresiva.
Me encantaría un imposible: ver el croquis ideado, cambiado y finalizado del escultor. Toda una joya maestra.
El sueño es contagioso; cansados de su periplo, los Magos dormitan. Bien arropaditos. Las noches de la Epifanía, en Belén, son más frías que las de Tartessos.
Un angelito, rompe el descanso de los Magos. En sueños, les avisa de las malas intenciones de Herodes. Les indica que no vuelvan a su palacio.
No deben comunicarle la localización del Niño Dios. Deben regresar a Tartessos por otro camino.
Todos sabemos de la furia del Agripa. No pudiendo localizar al Mesías, segó la vida de todo niño menor. Los Santos Inocentes.
Mamá. Como es la festividad de San Antonio, el cumpleaños de tu difunta Madre y, todas las localidades segovianas de: Ituero y Lama, Zarzuela del Monte y Vegas de Matute, estarán de romería en San Antonio del Cerro. Os dedico a ti, Mamá y a mi querida suegra, Milagros,
la popular canción de Los Pajaritos. Ya que no podéis entonarla aquí abajo, cantarla conmigo, desde allá arriba.
BUENAS NOCHES, MAMÁ.
BUENAS NOCHES, ABUELA.
https://www.youtube.com/watch?v=BP6WzX_ZVs8
Y el Santo, el de los pajaritos, abrió mi jaula y me llevó - para mi dicha - a ti. Gracias San Antonio, me diste compañera para cuarenta y nueve años.
Tras ellos, aleteo solo, entre los plateados barrotes de mi jaula desamparada. Muchos años subimos juntos, con toda la familia, al Cerro de San Antonio. Hoy, ya no, para que llorar.
Hoy, prefiero volver al románico del Cenotafio de San Vicente e Ávila.
Precisamente, a su estrecho lado oriental. Oriental por la salida del sol. Oriental por las esculturas de los Magos. Magos que según Benedicto, el Papa, no procedían de Oriente. Iniciaron su largo viaje desde nuestro Tartessos primera civilización Occidental, nacida entre Huelva, Cádiz y Sevilla.
Pues: valientes, buscadores de la verdad, caballeros del Guadalquivir, ahí les tienen, en el primer tramo del tríptico escultórico, sobre sus monturas a la vera del palacio de Herodes Agripa.
Querían preguntarle por el lugar donde moraba el recién nacido Mesías.
Herodes les recibió y agasajó. Les pidió volviesen a su fortaleza, tras encontrar al Mesías, con el fin oculto de liberarse de un serio competidor.
Los Magos, partieron hacia Belén, ignorantes de los malos pensamientos de Herodes, quien ya afilaba sus armas asesinas para deshacerse del recién nacido Rey de los Judíos.
La tabla escultórica central, muestra con la: naturalidad, la sencillez escénica y el afán docente del románico la pía ofrenda de los doctores de Tarsis, convencidos de haber logrado ver el Sol de su Dios.
El escultor no se arredra en dotar a sus figuras de magnificencia: coronas, posturas, pliegues en las vestimentas. Se olvida del hieratismo románico y se adentra en el regalo de la expresión en movimiento.
Melchor dobla su rodilla, Gaspar y Baltasar, expectantes.
El Niño Dios, como cualquier pequeño - ante un regalo - tiende su mano hacia la ofrenda. María,la madre, centra su mirada sobre el oferente.
Un poco soñoliento, San José. Apoya su rostro sobre la palma de su mano, ajeno a la trama escénica. Debió haber pasado una mala noche. Y es que la NATURALIDAD del Románico es altamente expresiva.
Me encantaría un imposible: ver el croquis ideado, cambiado y finalizado del escultor. Toda una joya maestra.
El sueño es contagioso; cansados de su periplo, los Magos dormitan. Bien arropaditos. Las noches de la Epifanía, en Belén, son más frías que las de Tartessos.
Un angelito, rompe el descanso de los Magos. En sueños, les avisa de las malas intenciones de Herodes. Les indica que no vuelvan a su palacio.
No deben comunicarle la localización del Niño Dios. Deben regresar a Tartessos por otro camino.
Todos sabemos de la furia del Agripa. No pudiendo localizar al Mesías, segó la vida de todo niño menor. Los Santos Inocentes.
Mamá. Como es la festividad de San Antonio, el cumpleaños de tu difunta Madre y, todas las localidades segovianas de: Ituero y Lama, Zarzuela del Monte y Vegas de Matute, estarán de romería en San Antonio del Cerro. Os dedico a ti, Mamá y a mi querida suegra, Milagros,
la popular canción de Los Pajaritos. Ya que no podéis entonarla aquí abajo, cantarla conmigo, desde allá arriba.
BUENAS NOCHES, MAMÁ.
BUENAS NOCHES, ABUELA.
https://www.youtube.com/watch?v=BP6WzX_ZVs8
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