miércoles, 24 de febrero de 2016

ACOSO Y DERRIBO.

Preciosa, un fuerte abrazo -ahora que nadie nos ve- desde mi despacho, hacia esa refulgente estrella que, casi hace un año, habitas. 

Desearía, nos viese alguien, señal de que yo, también te vería; dispuesto estaría a subir las persianas, a correr cortinas, para que nos viesen y así,VOLVER a VERTE ya, y cesar de besos a tu foto, para pegar mis labios a los tuyos, "Quien espera, desespera".

Mamá, lamentaré siempre, que en cuarto curso de mi bachillerato, nos impusiesen la asignatura de lengua alemana, tiempos del Reich alemán. Nos negaron la inglesa, me aficioné, voluntariamente, a la francesa. Por ello detesto el término "bullying", cuando en mi lengua castellana, cuento con "acoso escolar", "maltrato".... paciencia. ¡Todo sea por usar Internet!.

Hasta ahora toda la preocupación,verbal o escrita, se ha puesto -primordialmente- en el acosado, fijando nuestra emoción en la sufrida figura de la víctima, en su sufrimiento, en emociones subjetivas que -en
tristes casos- han llevado hasta el suicidio.

Cordialmente, nos hemos colocado a la vera del intimidado, al lado del estado de ánimo del sufridor. Hemos volcado nuestra ayuda al sujeto pasivo, al efecto, dejando soslayadas las acciones urgentes contra la causa del maltrato escolar.

El acosador es un jinete que cabalga sobre un propio problema de diversidad funcional, conoce sus carencias, sus debilidades; se siente inferior al acosado, aprecia y por ello atenta, contra las cualidades de sus presuntas víctimas, la envidia le corroe. Necesita crearse un entorno en el que sean vistas y apreciadas sus nuevas formas: fortaleza física, astucia, autoridad. Precisa coronarse jefe de un grupo adulador de falsas virtudes. Ejerce sobre el grupo una autoridad no ganada.

El "TÚ, no", "NIÑA", "ENCHUFADO". Echa mano de la intimidación, amedrenta... eso sí, siempre fuera del campo observatorio de los docentes. Impone la ley del silencio y denigra a lo más bajo al "chivato". Su ley y su ladina defensa.

Cada nuevo curso se incrementan las acciones de acoso escolar. Cada año, aumenta el número de acosos: laborales, matrimoniales o sociales.

Cada vez, es más necesaria la implantación de una educación especial. Empatía, diría yo. Enseñar, al incipiente acosador a ponerse en el lugar del acosado, a intentar vivir las emociones, la tristeza y el silencio, de un adolescente coaccionado contra su voluntad. Empatía para él y para el grupo de"palmeros" que aplauden sus acosos. Siempre, los "palmeros" del acosador fueron un grupo de débiles, más temerosos de él, que los mismos acosados.

Hay que acabar con el acoso. Inicialmente en la Escuela, posteriormente en la Sociedad. ¿Cómo?... rompiendo la ley injusta promovida por el acosador: su ley del silencio. Hay que denunciar sus hechos: en casa, a los propios padres, en la Escuela "CHIVÁNDOSE", denunciando sus malas acciones ante de autoridad social. Echándole valor, enfrentándose a un ser inferior y sintiéndonos superiores a él, en las facetas humanas que nos envidia o en los defectos por lo que nos acosa.

Ayudaría mucho, una charla en el aula sobre la Empatía. Todos tenemos virtudes y defectos, debemos reconocer ambos, aceptando las virtudes ajenas y mermando los propios defectos. Estamos destinados a convivir en un Mundo, cada vez mas difícil. Sería hermoso unirnos unos a otros, aceptarnos tal cual somos. Quizás el acosado de hoy, sea tu apoyo en el mañana.

TE ECHO DE MENOS. MI NIÑA.
BUENAS NOCHES, MAMÁ.

https://www.youtube.com/watch?v=rNAv30BIotY
   


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