martes, 16 de agosto de 2016

EL RAPTO DE EUROPA.

No cabe duda, Zeus padecía una fuerte obsesión sexual. En Perseidas vimos como se metamorfoseo en lluvia dorada para poseer a Dánae.
Prendado, ahora, de Europa hija de Agenor, rey de Tiro, solicita la ayuda de Hermes para lograr su fogoso intento.

El ardor de Zeus no tenía límite ni escala mitológica: diosas, ninfas, gentiles humanas, eran factibles dianas de sus dardos ardientes amorosos. Rara la isla, el reino, o la costa en que este fecundante dios no generase descendencia.

El Mito, nos muestra a Zeus como un gran estratega. Sabedor de la costumbre de Europa, en bajar a la playa con sus compañeras para juguetear con guirnaldas de flores, se transforma en un manso toro de pátina blanca, aguardando tras la cerca de los bueyes reales la llegada de Hermes.

Hermes, abre la compuerta del chiquero y los bueyes corren a la arena de la playa asustando, momentáneamente a las jóvenes cortesanas. Poco a poco los ánimos femeninos se calman. Los astados mansean y se prestan a caricias de las gentiles muchchas.

Europa, se siente fascinada por la mansedumbre del blanco toro. Lo adorna con guirnaldas de flores y hasta asciende cariñosa al lomo del astado.

Entonces, el níveo cornúpeta, se arranca hacia las aguas del Mediterráneo con su preciosa y bella carga. Nada, bracea sobre el azul marino, hasta tocar las costas de Creta. Un migrante anticipado.

Tres hijos dio Europa a los amores de Zeus: Minos, Sarpedón y Radamantis. Zeus, acreció su divina descendencia en la isla cretense.

La imagen del rapto es obra, al óleo y en lienzo, del gran pintor flamenco Rubens. Copia por él realizada sobre un cuadro del veneciano Tiziano. 

Rubens, apreciaba: documentarse, copiar y estudiar las obras de pintores clasicistas. Dos viajes realizó a la Corte Española para calcar con sus pinceles las obras de los precedentes Maestros, especialmente las del Veronés.

Hasta aquí, mi escusa para desahogar mi queja. Mi humana reprimenda a quien me ha raptado un hijo de 22 años y una esposa de 79. ¿El Sino?,
¿las tortuosas curvas de la Vida?... ¿por qué?.

Tras una vida entregada a la docencia, a la formación de hombres útiles al mañana. Tras un hogar compartido y con puertas abiertas a cualquier necesidad ajena. 

Desde un alto balcón, en Mieres, contemplábamos las vías férreas. El ir y venir de locomotoras que aparentaban chocar. Entre los espectadores un sabio vejete, un santo sacerdote, nos enseñó, prácticamente, la lección sobre el conocimiento anticipado de los hechos y la libertad de los actores.

-Dios, sabe anticipadamente, que dos humeantes locomotoras, van a empotrarse una contra otra. Él, no lo desea, pero tampoco puede coartar, privar de libertad a los hechos, a los actores. El Supremo tendría que realizar miles de milagros, cada segundo y en cada espacio: aéreo, marino o terrenal.

 Mi hijo, mi esposa, ambos por su claro y abierto corazón se merecían, bien ganado lo tenían, un milagro. Uno en la carretera y otro en el quirófano.

Pudo la libertad de los actores, de los hechos, que por autores, fueron omnipudientes para mi pobre soledad presente.

Tras la lección aprendida en la balconada de Mieres, ya solo me resta aceptar un rapto más, el mío: en un quirófano, en una cama hospitalaria, una vía urbana... Solo Dios lo sabe, el día, la hora y los autores.

Espero que tras este último rapto podamos abrazarnos todos en una Creta de unión y amor. En tanto, a esperar mi toro blanco.

BUENAS NOCHES.
 MIS RAPTADOS.

https://www.youtube.com/watch?v=wRv4-WhAmuc


















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