Yo, como tú mi sirena, de tierra adentro, de la llana castellana, meseteños con vocación de salida al mar. Tengo en casa una enorme caracola. Esta noche la he posado con tierno afecto sobre mi oído. De los anillos de su cola me ha regalado viejos recuerdos: sones malagueños, habaneras de Torrevieja, rugir de olas cántabras, sonidos del fondo marino de Muros.
Recuerdos convividos, recuerdos que no han de volver. Tu caracola Justa, me atrae, me devuelve al pasado al que, impotente, deseo retornar. Me siento -cual Ulises- atado al sillón de mi despacho, sin cera en lo oídos, percibiendo el cantar de las sirenas.
Por desgracia, no tengo remeros para ciar hacia la realidad de los recuerdos. Ciaré con mi mente, con mi imaginación hacia la imagen de tu fotografía malagueña.
¿Recuerdas?. Salimos de Campoamor hacia Málaga: imperio de la Luz, griega, cartaginesa, romana, bizantina, nazarí. Toda una historia bañada de azul. Fui requerido a una entrevista con la empresa "Sofico", a Dios gracias, no acepté, ya que al poco tiempo esta empresa quebró.
Tú, recién casada, bajaste a la playa. Te vi y al ver tu hermosa figura, volé al automóvil, tomé mi cámara y... hoy, tras tu partida al rinconcito del cielo, me enorgullece el volver a verte desde lo profundo de tu caracola. Gracias mi sirena.
Advertido por Circe del peligroso canto de las sirenas, escucho el bamboleo el ir y venir, el beso repetido de las olas sobre la arena de Torrevieja. Una habanera mediterránea en Cabo Roig. Tú y nuestro pequeño Álvaro volasteis al "rinconcito". Alfonso, el mayor, sigue conmigo, con sus hijos, regalo de nuestro primogénito a sus abuelos. Mamá, Darío te adora y Ana, con sus 2 añitos, no te recuerda.
Esta mañana, nuestro Darío -al marchar de vacaciones a su Villa de Mombeltrán- me narró con ilusión los regalos de Papá Noel y... al despedirse me obsequió, por primera vez, un...
"te quiero abuelo". Lástima no poder pasarte, a ti, el teléfono. Mamá, no me llega el cable hasta vosotros. Me insistió -como él sabe hacer- te enviase su foto "esa, esa", descansando en la oquedad del berrocal del Mironcillo. Mamá, te la colocó al final del blog.
Tomo de nuevo la caracola, la acerco a mi pabellón auditivo y... horror, la aparto con premura. Un insistente chirriar. Los tímbalos de miles de
machos de cigarras, aprovechan el tórrido calor de la "Dehesa de Campoamor" para llamar a sus hembras. Tú, bonita con nuestro "capitanillo" en la arena de la playa. Estoy seguro que no es sábado tarde, la playa esta vacía. Si fuese sábado tarde, todo murciano llena la playa. Cestos, bolsas, hamacas, tenderetes y sombrillas cubren por entero el arenal. Los huertanos disfrutan como nadie del sol, la sombra y la brisa en familiares grupos. Y, al anochecer, aumenta el chirriar de los cigarrones que no han tenido éxito en sus amores.
Mas de una noche, yo también chirrío. Te echo de menos, mi cigarra.
Para foto marinera, ésta. Casi, casi uniformados en la Dársena de Cartagena. De Tierra Meseteña pero amantes de la Mar. Mamá, qué bien te sentaba la brisa salada, la espuma, la sal.
Nacidos en Tierra de Pinares, sombreados por álamos y chopos, nos encantaban las palmeras y el Cante de las Minas. Logramos conchas marinas preciosas, nos deleitamos con las Habaneras en Torrevieja, el castillo de Alicante, las "granizadas de La Ribera". Disfrutamos de la calidad de la Huerta Murciana y de ese sol levantino cegador, abrasador, que obligaba a calmar la sed en el pintoresco "chiringuito".
Días de mar y playa. A este carcamal blogista, sin ti, mi sirena, desde que te has ido, ya sólo son recuerdos. No puedo volver a realizarlos, si volviese a los besos del mar a la playa, en la arena sólo existiría una sombra, la mía y una ausencia adorada, tu sombra al lado. Negra Sombra.
Ahí tienes a tu nieto, se lo prometí.
Te conoció, te amó y cada noche busca a su Yaya entre los luceros.
Guardo tu caracola. Sus ecos marinos me han dado gratos recuerdos de ti MI MARINERA.
BUENAS NOCHES MI NIÑA.
https://www.youtube.com/watch?v=qhLdgG1tKKg
Recuerdos convividos, recuerdos que no han de volver. Tu caracola Justa, me atrae, me devuelve al pasado al que, impotente, deseo retornar. Me siento -cual Ulises- atado al sillón de mi despacho, sin cera en lo oídos, percibiendo el cantar de las sirenas.
Por desgracia, no tengo remeros para ciar hacia la realidad de los recuerdos. Ciaré con mi mente, con mi imaginación hacia la imagen de tu fotografía malagueña.
¿Recuerdas?. Salimos de Campoamor hacia Málaga: imperio de la Luz, griega, cartaginesa, romana, bizantina, nazarí. Toda una historia bañada de azul. Fui requerido a una entrevista con la empresa "Sofico", a Dios gracias, no acepté, ya que al poco tiempo esta empresa quebró.
Tú, recién casada, bajaste a la playa. Te vi y al ver tu hermosa figura, volé al automóvil, tomé mi cámara y... hoy, tras tu partida al rinconcito del cielo, me enorgullece el volver a verte desde lo profundo de tu caracola. Gracias mi sirena.
Advertido por Circe del peligroso canto de las sirenas, escucho el bamboleo el ir y venir, el beso repetido de las olas sobre la arena de Torrevieja. Una habanera mediterránea en Cabo Roig. Tú y nuestro pequeño Álvaro volasteis al "rinconcito". Alfonso, el mayor, sigue conmigo, con sus hijos, regalo de nuestro primogénito a sus abuelos. Mamá, Darío te adora y Ana, con sus 2 añitos, no te recuerda.
Esta mañana, nuestro Darío -al marchar de vacaciones a su Villa de Mombeltrán- me narró con ilusión los regalos de Papá Noel y... al despedirse me obsequió, por primera vez, un...
"te quiero abuelo". Lástima no poder pasarte, a ti, el teléfono. Mamá, no me llega el cable hasta vosotros. Me insistió -como él sabe hacer- te enviase su foto "esa, esa", descansando en la oquedad del berrocal del Mironcillo. Mamá, te la colocó al final del blog.
Tomo de nuevo la caracola, la acerco a mi pabellón auditivo y... horror, la aparto con premura. Un insistente chirriar. Los tímbalos de miles de
machos de cigarras, aprovechan el tórrido calor de la "Dehesa de Campoamor" para llamar a sus hembras. Tú, bonita con nuestro "capitanillo" en la arena de la playa. Estoy seguro que no es sábado tarde, la playa esta vacía. Si fuese sábado tarde, todo murciano llena la playa. Cestos, bolsas, hamacas, tenderetes y sombrillas cubren por entero el arenal. Los huertanos disfrutan como nadie del sol, la sombra y la brisa en familiares grupos. Y, al anochecer, aumenta el chirriar de los cigarrones que no han tenido éxito en sus amores.
Mas de una noche, yo también chirrío. Te echo de menos, mi cigarra.
Para foto marinera, ésta. Casi, casi uniformados en la Dársena de Cartagena. De Tierra Meseteña pero amantes de la Mar. Mamá, qué bien te sentaba la brisa salada, la espuma, la sal.
Nacidos en Tierra de Pinares, sombreados por álamos y chopos, nos encantaban las palmeras y el Cante de las Minas. Logramos conchas marinas preciosas, nos deleitamos con las Habaneras en Torrevieja, el castillo de Alicante, las "granizadas de La Ribera". Disfrutamos de la calidad de la Huerta Murciana y de ese sol levantino cegador, abrasador, que obligaba a calmar la sed en el pintoresco "chiringuito".
Días de mar y playa. A este carcamal blogista, sin ti, mi sirena, desde que te has ido, ya sólo son recuerdos. No puedo volver a realizarlos, si volviese a los besos del mar a la playa, en la arena sólo existiría una sombra, la mía y una ausencia adorada, tu sombra al lado. Negra Sombra.
Ahí tienes a tu nieto, se lo prometí.
Te conoció, te amó y cada noche busca a su Yaya entre los luceros.
Guardo tu caracola. Sus ecos marinos me han dado gratos recuerdos de ti MI MARINERA.
BUENAS NOCHES MI NIÑA.
https://www.youtube.com/watch?v=qhLdgG1tKKg
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