Esta Nochebuena sin ti, me hubiese gustado pasarla solo. Sentado a la mesa ante tu fotografía. Recordar 48 años de vida compartida contigo. Sin ti, nada ya me importa, seguimos juntos aunque tu no estés a mi lado. Te siento, te presiento apoyando tus brazos sobre mis hombros. Acercando tu mejilla a mis humedecidos ojos para secar -la tímida lágrima que se me escapa- con tu linda faz.
Una fuerza interior me dice que estás junto a mi, así -tristemente así- hubiese sido mi cena de Nochebuena. Uno tiende al propio egoísmo en sentimientos y soledades. La tranquilidad de mi hijo, su deseo de que me sienta acompañado, me obligan a separarme de tu virtual mejilla y -bajo la llena luna de esta noche- caminar a la mesa filial y envolver mis soledades con la sonrisa de mis nietos.
De novios, solos, caminamos el callejero vallisoletano. Primero separados, más tarde cogidos de la mano, después -del brazo para siempre-. Sólo el denostado carcinoma y su fracasada extirpación, logró desasir nuestros brazos y llevarte -sin mi- a un rincón del cielo.
Circunspecta tu, siempre moderada, tardaste 6 meses en darme tu primer beso. Sí, lo recuerdo, en la calle Huelva; al despedirnos ante tu puerta y ante aquel visillo -siempre vigilante- de una ventana frontera. Nunca supimos el nombre de la curiosa ojeadora; para nosotros, tras aquel beso era " la Mirona". Tras el primero, al día siguiente el obligado segundo. Tantos ósculos fueron, que hasta el visillo de la frontera ventana, se paralizó congelado.
Casados en Medina del Campo, conocedores de sus letras de cambio, firmamos al tenedor una larga vida juntitos. En este 2015 y en febrero venció la cuadragésima octava letra anual, cuyo elevado importe, dejó a cero nuestra feliz cuenta conjunta. Yo, siempre creí, que firmamos muchas más, esperaba fuesen tantas que, tu partida, me pilló desprevenido.
Han sido 48 años de intenso amor, de duro trabajo, de llanto por los que te precedieron a ese rincón del cielo. Alegría infinita por los hijos, temor alegre de que los nietos -llegaron tarde- nos tachasen de viejos. Pero no, -tú y yo- necesitados casi de ayuda rejuvenecimos para prestarla "a troche y moche". Pero... el carcinoma avanzaba. Ahora, estando sólo, reviso tus fotos, y en los dos últimos años aquella recia y esbelta figura de antes, se vuelve agachada, aquella tez sonrosada, la del primer beso, se muestra flácida, eso sí -siempre digna y deseada, por mi, como tu primer beso.-
Deseando estoy termine la cena de Nochebuena. Dejaré -a mis nietos- los regalos de ese "invasor Papá Noel" (prefiero los Reyes Magos) y, bajo la luna llena de esta noche, caminaré mirando a ese rinconcito cerca del cielo donde, si nos dejan, tienes que esperarme para besarte, en forma tal, que los visillos de toda "Mirona" queden congelados. Es inútil el quererte olvidar.
SI NOS DEJAN, TE LLEVO DE LA MANO, CORAZÓN, Y ALLÍ NOS VAMOS.
BUENAS NOCHES MAMÁ.
BUENAS NOCHES YAYA.
Feliz Navidad.
https://www.youtube.com/watch?v=zYpjIkEj-Gs
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