viernes, 11 de diciembre de 2015

PÌCO ZAPATERO. TACÓN Y PUNTERA.

Recuerdo Mamá, nuestra pronta visita al castillo de Villaviciosa. A los pocos días de su presentación, no como fortaleza, sí como un encantador hotel nombrado "Sancho Estrada". Hoy, como tú, - mi niña- ha desaparecido como hotel encantador. He llamado por teléfono para cerciorarme, nadie descolgó. Una pena. Este año es, para mí, el los adióses a demasiadas cosas encantadoras y a tan queridas personas. Uno,  parece caminar solo entre cerradas fortalezas, célticos castros y abandonados yacimientos. ¿Recuerdas?. Visitamos su torre del homenaje, contemplamos la Torre de las Damas y acariciamos el verraco vetón que señala su entrada. Esta plumilla que inserto, es un recuerdo de una tarde felizmente compartida en un idílico lugar, una "nava" denominada Villaviciosa, asentada bajo el empeine del Pico Zapatero, su tacón, su tapa hacia la suela del Valle Amblés, puntera hacia Ávila.

SOLOSANCHO.
La localidad es centro de innumerables restos históricos. Hechos, vías de comunicación, castros y yacimientos de la real y antigua historia de la Península Ibérica: celtas, vetones, romanos, árabes y del medievo.


Ya en la Corte de Trajano, uno de sus tribunos se señalaba como dueño y señor de estos pagos. El puente de Los Cobos salva para la calzada romana -hacia el Puerto de Menga- las aguas del Adaja con tres bellos arcos de medio punto. Los romanos, maestros en ingeniería de caminos, crearon un muro de protección de su calzada para el caso de desbordamientos del río.

Ulaca, su elevado castro celta, muestra en sus restos arqueológicos, singulares señas de su poblado asentamiento, sus ritos y modos de vida. 

Navasangil, cerro poblado en su día por visigodos, muestra sus ruinas cerca de Villaviciosa, en el camino hacia los portillos de la Sierra del Zapatero.

Varios sucesos bélicos, particulares hazañas personales, han perdurado en la memoria de las gentes del Valle Amblés. Debieron tener lugar cuando los caballeros abulenses dejan la amurallada ciudad para marchar hacia tierra de nadie y una vez sobrepasada, iniciar razzias atacantes en territorio moro. Ya, por entonces, operaban -balbuceos- los servicios de información militar. Conocida la situación de indefensión de Ávila, hordas del Islam se dirigen hacia las almenas abulenses para intentar el ataque. Saquean, previamente, los arrabales. Se apoderan de personas, ganados y enseres que conducen por la Calzada Romana hacia el portillo de Menga.

Surge, entonces, la figura de Zurraquín Sancho. Caballero solitario que avista una hilera de moros que- hacia Menga- llevaban ganados y  a varios vecinos de los arrabales abulenses para su venta, estos últimos como esclavos. Zurraquín Sancho, ordena a los sarracenos liberen la cuerda de prisioneros, al no obtener respuesta da la vuelta y retrocede. De pronto, vuelve grupas y se lanza contra los musulmanes. Mata a uno, hiere a otros dos, entretanto los prisioneros se sueltan de la cuerda y atacan también a sus depredadores. El resto de invasores huyen presos del pánico ante la valentía y destreza del caballero abulense.
Zurraquín Sancho, el solo, dio con su bravura y sus armas nombre a la localidad de SOLOSANCHO.
Agradecidos los liberados, regresan a su arrabal, toman de su granja unos puercos bien cebados para entregárselos a Zurraquin Sancho. No logran dar con su mansión hasta que uno de los escuderos de Zurraquin, les indica la puerta de su casa. Agradecidos, hacen entrega de sus bien cebados gorrinos y propalan por la ciudad el hecho de su libertador cantando:


Cantan de Olivero, e cantan de Roldan,
E non de Zurraquin, ca fué buen Barragan.
Cantan de Roldan, e cantan de Olivero,
E non de Zurraquín, ca fué buen cavallero.

Alfonso VI, "El Repoblador" trae al valle desde el norte peninsular a la familia de Xemensancho. Uno de sus descendientes es Sancho de Estrada vencedor del caudillo sarraceno Galafrón Alhamar al que derrota en la batalla de Navahonda (Navarredonda).

El Cardenal Gil Torres en 1250 y en Lyón entrega a Inocencio IV una relación de arcerdianatos dependientes del obispado de Ávila, entre ellos figura el de Xemensancho.

El castillo de Villaviciosa tuvo como antecesora una torre de vigilancia y observación de los portillos a la Sierra de El Zapatero. También protegía la calzada romana que desde Talavera llegaba a Ávila. La actual fortaleza, de caprichosa arquitectura, se levantó en el siglo XV por Don Nuño González del Águila y Guzmán como fortaleza residencial. 

Posteriormente se añadió a la construcción la Torre de Las Damas, semicircular, ornada de castilletes almenados y con una enrejada ventana bordeada con la heráldica de Don Nuño, Doña Teresa Velasco y Guevara, y sobre los escudos,  el Águila Negra en campo de oro. La Torre es objeto de otra amorosa leyenda que, en otra ocasión, pormenorizaremos.
La torre del homenaje consta de tres plantas. A la entrada de la fortaleza, se muestra un enorme verraco celta, hallado en una excavación donde aparecieron dos, el otro se encuentra en la anexa población de Solosancho.

Paralela a la heroica acción de Zurraquin Sancho, la tradición narra el hecho de otro caballero, Gómez de Acedo. Ante el abandono de la desguarnecida Ávila, arenga a sus seguidores para atacar a los sarracenos. La arenga la hizo mesándose su larga barba, vamos jugándose el bello de su mentón si era derrotado. No tuvo que cortársela, luchó, venció y en su memoria, aún se eleva el lugar del encuentro con el nombre del  CERRO BARBACEDO en Baterna.

Mis recuerdos, vuelan Mamá, hacia aquella visita compartida en un idílico paisaje. Su denominación lo dice todo VILLA VICIOSA. Ojala esa fortaleza vuelva a recobrar su valor turístico y hotelero.

MAMÁ, OTRA NOCHE SIN TI, SÉ QUE ESTÁS CONMIGO PERO...
DESEO VOLVER A VERTE. BUENAS NOCHES, AMOR.






 ADIÓS LUCERO DE MIS NOCHES, CANTA ESTE SOLDADO, AL PIE DE TU VENTANA,



https://www.youtube.com/watch?v=2CV9vjvvutA

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