Querida esposa. Tú, siempre en tu cocina, en tus labores. Casi nunca en tu amplia balconera oteando el horizonte. Ahora, mama, ya no cocinas, sólo yo la piso con mi cortita carta de menús. La balconera, me sobra, sólo la abro para ventilar el salón y, al anochecer para bajar las persianas.
Ahora, desde tu nuevo balcón en la estrella, tienes que haber visto entrar a María Rosa de 52 años, sobrina de nuestro cuñado Manolo.
Un derrame cerebral la tendió, sin conocimiento, sobre la acera vallisoletana. Varios días en coma, sin resultados esperanzadores, y al final, su mudo adiós a un esposo y una hija de 22 años. Otro caso idéntico a la hija de nuestro amigo Vicente. Son ya muchos casos los que nos amenazan de cerca. El de María Rosa ejemplar.
En los Evangelios es singular la figura del Pastor. El asalariado, ante el lobo, huye y abandona el rebaño. El auténtico Pastor, el dueño de las ovejas, da su vida por ellas. Perdónenme los pastores asalariados, la vida me ha enseñado que un gran número de ellos, defienden el ganado entregando lo mejor de su vida por él. Es su trabajo, su pan y el sostén de su vida y familia.
Algún dueño que otro, a veces, aulla cual lobo, si su gestión no les regala el vellón codiciado que espera de su empresarial rebaño.
María Rosa, sus allegados, eran dueños de su cuerpo, de sus órganos vitales. Su corazón, sus pulmones, todo su cuerpo era propio. No les pertenecía el soplo de vida final, ese era de Dios y en sus manos lo dejaron. Una vez que Dios, se llevó a María Rosa y ante el requerimiento del cuerpo médico ofrecieron, superando su intenso dolor, los órganos de su esposa y madre. Hicieron de María Rosa y de ellos mismos un monumento a lo heroico, digno de dar sombra al Monumento al Pastor en el burgalés Ameyugo.
María Rosa, muriendo, regaló una mejor vida a quienes esperanzados necesitaban un trasplante para poder seguir viviendo con su esposa, sus hijos y nietos. Los receptores nunca conocerán el humano origen de su nueva vida. Estoy firmemente seguro que, en su íntimo y cordial latir guardarán para siempre un reconocido agradecimiento al valor, la humanidad y la solidaridad de María Rosa y los suyos.
En contrapartida, miles de viandantes se cruzarán con los llorosos ojos del esposo e hija de la donante. Cada persona que pase a su lado llenará el corazón de los dolientes de una esperanzadora alegría.
Quizás, esos latidos, ese vaporoso vaho de respirar bajo el frío, sean de mi esposa, de mi madre.
María Rosa, La Buena Pastora, falleció, pero sigue viva, y por muchos años
en el caminar que surge a nuestro paso.
Es el nuevo despertar, cada mañanita, de un amor ido, que vuelve cada amanecer.
QUERIDA MAMÁ. CADA AMANECER SIENTO QUE VUELVE TU AMOR IDO.
DAME FUERZAS, CADA MAÑANITA,HASTA QUE VUELVA A VERTE.
ENCONTRAREIS EN VUESTRA REJA, UN LLORADO RAMO DE FLORES, QUE VUESTRA VIDA Y MUERTE OS DEJA. Buenas noches María Rosa.
Buenas noches Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=a1Q6Zg8LPM4
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