Pese a la distancia que nos separa y con el cariño que tu recuerdo me acerca, te deseo ¡muchas felicidades!.
Mañana, exactamente, emparejabamos en años, nada menos que ochenta. No hemos logrado celebrar juntos nuestras bodas de oro.
Cuarenta y nueve años compartidos contigo, son razones anuales de peso en las sentinas de mi viejo barco. Tu labor como compañera y esposa, pesa tanto en mi, que el agua marina coincide con mi línea de flotación.
Todo mi cargamento lo constituyen 49 contenedores rosas, color del amor, cargados a tope con tu sin igual entrega hacia nuestro hogar, hacia tus hijos y hacia este capitán.
Sigo dejando estelas tras mi popa. Sigo haciendo caminos en el mar. Mi barco, sin ti, es un barco entre la niebla que busca el rumbo hacia tu nuevo puerto de destino. ¿Para qué?, para entregarte todo mi cargamento de: sólidos, entrañables y nunca olvidados recuerdos.
Tú eres mi estrella polar, mi brújula y sextante. Pese a la oscuridad, la niebla y las encrespadas olas, eres mi faro cada noche.
Mi rumbo, siempre el mismo, atracar en tu nuevo puerto, volver a verte y abrazarte, en cuanto pise el muelle.
Estrecharte entre mis brazos para, con amor, agradecerte tu labor, tu entrega como oficial del puente de mando y, muchas veces, como piloto de nuestros pequeños marinos, hoy ya, capitanes en sus naves.
Creo, mamá, que mi vida, sin ti, me ha cambiado a lo largo de este año oscuro, malvivido sin tu apoyo. Creo me estoy convirtiendo en un dependiente sentimental. Al inicio de nuestra relación, mi familia se opuso a ella. Me sentí desamparado, casi solo. Tú fuiste mi amparo; decidimos seguir, afrontar la situación y para mi lo fuiste todo: novia, madre, leal compañera y consuelo en mis disgustos. Comencé entonces a iniciar mi dependencia de ti.
Mi elección y tu aceptación, fue el mejor acierto de mi vida. Tú, sólo tú, poseías las virtudes precisas y sobradas que mi familia buscaba en otras jóvenes. Tu vida conmigo me lo ha probado suficientemente. Tu familia y la mía eran amigos íntimos. Los míos temían que iniciada nuestra relación, yo la rompiera con el paso del tiempo. Esa factible posibilidad podía, para los míos, ensombrecer la relación amistosa entre nuestros mayores.
El tiempo y nuestra feliz convivencia borró, con la llegada del nieto, la oposición de sus abuelos paternos. A partir de entonces, tu bien hacer, tus palpables hechos y deseos, demostraron a los míos el acierto y la bondad de mi elección para beneficio de todos.
Mamá, soñaba con adornar tu nicho con rosas. No ha podido ser. El viernes, por la tarde, los amantes de San Jorge y de sus propias amadas dejaron las floristerías sin rosas. Tres hermosas zinnias, color rosa, velan, bajo una tormenta de agua y truenos tus sagradas cenizas. Con ellas he dejado mi amoroso respeto y mi eterna dependencia hacia ti.
Volví a casa, calado por la lluvia. Hoy, he vuelto a subir al Camposanto por acercarme, una vez más, a lo que de tu persona me queda. Hermosas las flores, abiertas al sol de hoy y oferentes de mis tiernos recuerdos a la mujer que sigo queriendo.
Tus nietos, encantados. Ha nacido un potrillo y una camada de gatitos. Todos, nietos y recién nacidos correteaban hoy en Playas Verdes. La Primavera enciene el fuego del amor en el mundo animal.
Tu cumpleaños aviva, también, mi amor hacia tu amor para conmigo.
Mañana, 25 de Abril, será el primer cumpleaños tuyo, sin tarta, sin velas que soplar y... tristemente sin ti en la mesa de nuestro hogar. Espero que el dolor por tu ausencia no me abata.
Sí puedo asegurarte que una furtiva lágrima asomará. Según termino este blog, ya se desliza por mi mejilla una dolida gota.
En la Distancia, amada mía, estoy unido a ti. TE QUIERO MAMÁ.
Buenas noches, Mamá.
¡FELICIDADES.!
https://www.youtube.com/watch?v=YodYvkodRvI
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