EL TIEMPO VENCIDO POR LA ESPERANZA Y LA BELLEZA. |
Cesaron las aguas mil de este Abril a eso de las 4 de la tarde. Justo a tiempo para subir hasta el cementerio. A la vuelta, tomé mi café en el "Maspalomas". Desde que te fuiste, se vuelcan conmigo. Me sirven rápidamente, me dan conversación, me acompañan en el porche mientras fumo un cigarrillo. Hoy, compartí la breve charla con Isabelita.
Al despedirme de ella, la dije -Qué sigas tan guapa- Isabelita se rió y me contesto. -Si, pero la guapura se va con el tiempo-
Me pilló desprevenido y no se me ocurrió otra salida que replicarla -¡Qué lo vamos a hacer!.
Tenía que haberla mostrado una copia del óleo de Simón Vouet, obrante en el Museo del Prado, titulada " El tiempo vencido por la Esperanza y la Belleza" en la que el anciano Tiempo cae con su guadaña y su reloj de arena ante el empuje de las femeninas virtudes.
Mamá, tu lozana belleza de juventud se vio acrecida con el paso del tiempo. Tu primigenia frescura juvenil se trocó en la serena beldad que otorga la maternidad y la felicidad compartida entre los que nos amamos.
Es más, las incipientes arrugas, se muestran invisibles cuando su portadora, cede en frescura y gana en la frondosidad de la belleza interior. Amor, unión, asentimiento, conjunción de pareceres, felicidad compartida. Todo un boscoso y verde floresta, que cubre y rellena con esplendor los surcos que abre el Tiempo. Ante la belleza interna y la esperanza de la entrega, no valen las arrugas. Quien te ama te considera siempre atractiva. A más tiempo, más primorosa y linda.
Siempre te valoré en la cima más alta. Siempre, para mí, fuiste
hermosa.
Pero... tras tu partida, tras sentirme solo, sin ti, me arrepiento de no haberte valorado por encima de la cima más alta. Tu altura interna, hoy me parece inalcanzable. Por ello, según subo, según me acerco hacia ti, hacia tu belleza total, me siento cansado de escalar. No me doy cuenta de que mi cansancio, mi disnea, es debida a la altura que me aproxima, cada vez más a la cumbre de tu forma de ser y de vivir.
Tu forma de ser, de vivir, de envejecer y de morir, la quisiera para mi.
El Tiempo no saja la Belleza. Puede dañar la Estética, la forma en que nos ven. El Tiempo acrece, aumenta la Belleza en su contexto total. El Tiempo marchita la forma en que nos ven exteriormente, pero enriquece la parte más íntima, más cordial, más secreta. El Tiempo crea una intrincada selva plagada de lianas entre los corazones que se aman y se necesitan.
Mamá, mi querida y bella selva. Contigo, solo contigo, he sido un feliz y dichoso Tarzán. Por ello, ahora solo me amarro a mis lianas para buscarte, para VOLVER A VERTE.
BUENAS NOCHES, MAMÁ. BELLÍSIMA.
https://www.youtube.com/watch?v=NdAcP-tbmVw
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