Ya está aquí, de nuevo, tu llorón. No puedo remediarlo. Es muy difícil, a veces imposible, sentirme de tu presencia alejado. Me dicen, es ley de vida. Será Ley pero -para quien la aplican- es injusta, sumarísima.
Hoy, mis recuerdos vuelan lejos, a la época de mis estudios de Magisterio, en aquella Escuela Normal vallisoletana. Pegadita al edificio, casi formando parte de él, se encontraba, en la calle López Gómez, la Casa de Socorro del Ayuntamiento.
En aquellos años, no gozábamos de la asistencia sanitaria que, más tarde, nos proporcionó la Seguridad Social y que logró ser ejemplar, modelo a copiar y a envidiar, por ciudadanos de los países más avanzados.
Por aquellos lejanos tiempos, quien podía permitírselo, abonaba una "iguala" a un médico familiar. Todo un personaje el Doctor, dotado de un elegante despacho, mesa de nogal, cerrada librería tallada con efigies de soldados griegos. Sobre la mesa un "vademécum"; en la esquina, un sobrio armarito conteniendo lo más esencial para explorar tu boca y un fonendo.
Tan importante era su persona y sus servicios, que la familia se refería a él, como sujeto indispensable. Para mi, adolescente, era casi un ángel protector, por encima de mi Ángel de la Guarda. Aún, recuerdo su apellido, el Doctor Argüelles, ni grabado a fuego en mi corazón.
La posguerra y la necesidad social, fue aportando paliativos a la miseria: El Auxilio Social, comedor para necesitados. El 18 de Julio, asistencia sanitaria. La popular "Perra gorda", inicio de futuras ayudas a la tercera edad.
Hasta entonces, sólo la Casa de Socorro y la Cruz Roja, remediaban a los necesitados. Si contabas con medios, podías internarte en nuevas clínicas de iniciativa privada, o asociarte a compañías previsoras de riesgos sanitarios.
Y, tras los años, llegó la plenitud social de la asistencia sanitaria. La detentó el Gobierno, y disfrutamos de una asistencia sin parangón.
No obstante, recuerdo de mi juventud; el Gobierno acordó ampliar los arcenes de las carreteras nacionales un metro y medio.
Miles de fresnos, sombreantes del asfalto, gigantescos bolardos vegetales, ayuda luminosa en la conducción nocturna, fueron talados. Muchas de sus seculares cepas aún duermen bajo el aglomerado asfáltico. ¿A costa de quién?. De los fondos de la Seguridad Social.
Con el tiempo, el Gobierno traspasó a las Comunidades Autónomas las competencias y con la gestión, una millonada de deudas impagadas. El animal político, ansioso de mando gestionable, unido al deseo de Poder, no dudó en aceptar, modificar y centralizar. Poco a poco, enormes edificios sanitarios cerraron plantas, clausuraron quirófanos, despidieron personal, ajustaron o afinaron presupuestos. Centralizaron servicios en algunas ciudades. Otras urbes, casi, casi, quedaron sin especialistas, sin atenciones apropiadas a cardiología u oncología. Comenzó el ir y venir de ambulancias, el tedioso desplazamiento de pacientes.
Espero que, no prosigamos con los RECORTES SANITARIOS.
Espero que nuestros hospitales provinciales no terminen en las viejas Casas de Socorro, ni tengamos que volver a la "Iguala del Doctor Argüelles." y su fonendoscopio.
Recibimos muchos mensajes, todos políticos, sobre la benigna situación de la economía española. No obstante, han descendido en estos últimos años los Fondos de Reserva para el pago de las Pensiones. Sobre esa disminución, ni una palabra al respecto. Silencio.
Uno, se pregunta si los ingresos para la Seguridad Social, son gestionados a sus propios fines; quizá puedan ser usados para fines distintos por los políticos de turno. ¿Para talar fresnos?. Esperemos que no. Es preciso reordenar los servicios sanitarios, prestarlos en todas y cada una de las provincias. Todos cotizamos y unos pocos son quienes los tienen a mano y en su Ciudad, otros tenemos que tomar el tren a Salamanca o Valladolid. Dios no libre si nos llevan a León o Madrid.
Y, basta de Recortes en servicios esenciales. La señora Merkel, que ponga sinapismos a los alemanes. Que nuestra modélica Sanidad sea regida y controlada por quienes cotizan, que renazca el Pacto de Toledo y que el Partido Político X ó J, dejen de mangonearla y distribuirla a su antojo o hacia el mayor censo de votantes.
Planes de Lanzadera contra el Paro... ja,ja,ja. La auténtica Lanzadera, es un tobogán de Médicos y Enfermeras tomando el ferry hacia Inglaterra u otros países. Los precisamos aquí, para abrir plantas en hospitales, para desempolvar los clausurados quirófanos.
Por favor, que los señores con traje negro venidos de Bruselas con cartera Comunitaria, se frenen en sus deseos de recortar con las tijeras.
Que espoleen la productividad, que luzcan sus maletines abriendo mercados donde colocar nuestros excedentes. Empleemosles en otros Continentes. Hagámoslos vendedores, comerciales internacionales y no recaudadores de tributos contra la Salud y el Bienestar de quienes colaboramos seriamente en lograr una Sanidad ejemplar y eficiente.
CASAS de SOCORRO... está pasado de moda. Fue el Ayer Lejano.
Y, un ejemplo. En Falencia, se cerraba el Comedor para Indigentes. Se necesitaban 24.000 euros anuales. Los políticos dijeron NO. Un empresario anónimo los ha puesto. QUE CUNDA. eso si es SOCORRO y SOLIDARIDAD.
Mamá, desde vuestra Estrella echarnos una buena mano. La precisamos con urgencia. Si por allí aparecen los trajes negros de Bruselas mandarles a vuestra Casa de Socorro, un lavadito de cerebro y... un mono de faena para su vuelta.
Pasados muchos años de cotizantes, vivimos una no esperada situación.
Europa, a veces, es una novia amada y arisca.
BUENAS NOCHES, MI NIÑA.
https://www.youtube.com/watch?v=-6Nza96m_-8
Hoy, mis recuerdos vuelan lejos, a la época de mis estudios de Magisterio, en aquella Escuela Normal vallisoletana. Pegadita al edificio, casi formando parte de él, se encontraba, en la calle López Gómez, la Casa de Socorro del Ayuntamiento.
En aquellos años, no gozábamos de la asistencia sanitaria que, más tarde, nos proporcionó la Seguridad Social y que logró ser ejemplar, modelo a copiar y a envidiar, por ciudadanos de los países más avanzados.
Por aquellos lejanos tiempos, quien podía permitírselo, abonaba una "iguala" a un médico familiar. Todo un personaje el Doctor, dotado de un elegante despacho, mesa de nogal, cerrada librería tallada con efigies de soldados griegos. Sobre la mesa un "vademécum"; en la esquina, un sobrio armarito conteniendo lo más esencial para explorar tu boca y un fonendo.
Tan importante era su persona y sus servicios, que la familia se refería a él, como sujeto indispensable. Para mi, adolescente, era casi un ángel protector, por encima de mi Ángel de la Guarda. Aún, recuerdo su apellido, el Doctor Argüelles, ni grabado a fuego en mi corazón.
La posguerra y la necesidad social, fue aportando paliativos a la miseria: El Auxilio Social, comedor para necesitados. El 18 de Julio, asistencia sanitaria. La popular "Perra gorda", inicio de futuras ayudas a la tercera edad.
Hasta entonces, sólo la Casa de Socorro y la Cruz Roja, remediaban a los necesitados. Si contabas con medios, podías internarte en nuevas clínicas de iniciativa privada, o asociarte a compañías previsoras de riesgos sanitarios.
Y, tras los años, llegó la plenitud social de la asistencia sanitaria. La detentó el Gobierno, y disfrutamos de una asistencia sin parangón.
No obstante, recuerdo de mi juventud; el Gobierno acordó ampliar los arcenes de las carreteras nacionales un metro y medio.
Miles de fresnos, sombreantes del asfalto, gigantescos bolardos vegetales, ayuda luminosa en la conducción nocturna, fueron talados. Muchas de sus seculares cepas aún duermen bajo el aglomerado asfáltico. ¿A costa de quién?. De los fondos de la Seguridad Social.
Con el tiempo, el Gobierno traspasó a las Comunidades Autónomas las competencias y con la gestión, una millonada de deudas impagadas. El animal político, ansioso de mando gestionable, unido al deseo de Poder, no dudó en aceptar, modificar y centralizar. Poco a poco, enormes edificios sanitarios cerraron plantas, clausuraron quirófanos, despidieron personal, ajustaron o afinaron presupuestos. Centralizaron servicios en algunas ciudades. Otras urbes, casi, casi, quedaron sin especialistas, sin atenciones apropiadas a cardiología u oncología. Comenzó el ir y venir de ambulancias, el tedioso desplazamiento de pacientes.
Espero que, no prosigamos con los RECORTES SANITARIOS.
Espero que nuestros hospitales provinciales no terminen en las viejas Casas de Socorro, ni tengamos que volver a la "Iguala del Doctor Argüelles." y su fonendoscopio.
Recibimos muchos mensajes, todos políticos, sobre la benigna situación de la economía española. No obstante, han descendido en estos últimos años los Fondos de Reserva para el pago de las Pensiones. Sobre esa disminución, ni una palabra al respecto. Silencio.
Uno, se pregunta si los ingresos para la Seguridad Social, son gestionados a sus propios fines; quizá puedan ser usados para fines distintos por los políticos de turno. ¿Para talar fresnos?. Esperemos que no. Es preciso reordenar los servicios sanitarios, prestarlos en todas y cada una de las provincias. Todos cotizamos y unos pocos son quienes los tienen a mano y en su Ciudad, otros tenemos que tomar el tren a Salamanca o Valladolid. Dios no libre si nos llevan a León o Madrid.
Y, basta de Recortes en servicios esenciales. La señora Merkel, que ponga sinapismos a los alemanes. Que nuestra modélica Sanidad sea regida y controlada por quienes cotizan, que renazca el Pacto de Toledo y que el Partido Político X ó J, dejen de mangonearla y distribuirla a su antojo o hacia el mayor censo de votantes.
Planes de Lanzadera contra el Paro... ja,ja,ja. La auténtica Lanzadera, es un tobogán de Médicos y Enfermeras tomando el ferry hacia Inglaterra u otros países. Los precisamos aquí, para abrir plantas en hospitales, para desempolvar los clausurados quirófanos.
Por favor, que los señores con traje negro venidos de Bruselas con cartera Comunitaria, se frenen en sus deseos de recortar con las tijeras.
Que espoleen la productividad, que luzcan sus maletines abriendo mercados donde colocar nuestros excedentes. Empleemosles en otros Continentes. Hagámoslos vendedores, comerciales internacionales y no recaudadores de tributos contra la Salud y el Bienestar de quienes colaboramos seriamente en lograr una Sanidad ejemplar y eficiente.
CASAS de SOCORRO... está pasado de moda. Fue el Ayer Lejano.
Y, un ejemplo. En Falencia, se cerraba el Comedor para Indigentes. Se necesitaban 24.000 euros anuales. Los políticos dijeron NO. Un empresario anónimo los ha puesto. QUE CUNDA. eso si es SOCORRO y SOLIDARIDAD.
Mamá, desde vuestra Estrella echarnos una buena mano. La precisamos con urgencia. Si por allí aparecen los trajes negros de Bruselas mandarles a vuestra Casa de Socorro, un lavadito de cerebro y... un mono de faena para su vuelta.
Pasados muchos años de cotizantes, vivimos una no esperada situación.
Europa, a veces, es una novia amada y arisca.
BUENAS NOCHES, MI NIÑA.
https://www.youtube.com/watch?v=-6Nza96m_-8