martes, 15 de marzo de 2016

NADA QUE CONTAR.

Cada día, más querida y echada de menos.
Hay días, tras tu marcha, en los que mi mente se asemeja a una esponja escurrida. Sí, mi mente, llena de agujeros -uno el de tu ausencia- es un esporífero dispuesto a absorber, a recibir; nada predispuesto a verter, a humedecer la colonia en que habitamos con nuestro entrañable pasado. Si existió algo fecundo en mi vida , fueron precisamente, nuestros cuarenta y ocho años de convivencia. Esos años, dan sobradamente para una enorme fecundidad creativa.

Hoy, es uno de esos días en que, apretado  por la férrea palma del mal fario, me siento estrujado, vacío y sin musas.

Y uno, no es cual Lope de Vega, fecundo hasta la monstruosidad. "Más de cien, en horas veinticuatro, pasaron de las musas al teatro."
Hasta ganas me dan de cesar mis pulsaciones sobre el teclado  y abandonar, por hoy, mi blog, a ti siempre dedicado.


 Admiro la fecundidad de algunos escritores, recuerdo a Javier Martín Abril, colaborador de Radio Valladolid, con su espacio diario de "Croniquilla Local". Tenía tema para dar y tomar. Un bordillo levantado en la vía urbana, la potencia de los caballos percherones de "Transportes Posadas", la niña guapa del número 17 de la calle Ferrocarril. El Mercado, La Feria... trescientas croniquillas anuales, trescientas exquisiteces dedicadas a lo bello, a lo pequeño e insignificante de la Ciudad. Donde él ponía su vista, creaba un poema y una prosa inimitable, hacia el Valle de Olid. Un nuevo Lope de Vega. 

Agradecida, la ciudad del Pisuerga le ha dedicado una de sus calles y una biblioteca pública.
MARTÍN ABRIL.

Envidio la facilidad de obtener temas que narrar de escritores tan fértiles. La vida cotidiana, entraña nimios hechos, oscuros para unos y extraordinarios para otros.

No es mi día, no reparo hoy el interior de la penumbra. No atisbo a encontrar la sencillez de lo que puede llegar a grandioso. Hoy, a Lope de Vega no lo veo entregando sus bocetos teatrales. Hoy me suena a dominador de la esgrima, a espadachín y mujeriego.

Disfrazado hoy de Martín Abril, no acertaría, al contemplar la vieja estación de autobuses -frontera a mi hogar- como templo de encuentros amorosos, de llegadas miedosas al futuro de quienes vienen hacia el Hospital. Mis fatigados ojos, se cerrarían a la alegría de quienes, mochila militar, en mano, vuelan a disfrutar el permiso concedido.

Pese al azul anticiclón, adivino -sin mirar- nubes color panza de burra.

"Nubes con panza de burra, nevada segura"
Siento el gorjeo de los gorriones, el  canto del mirlo, la cercanía de la Primavera, pese a ello, hoy me siento vacío, cual eremita en su cueva.

Estoy seguro del abandono de mi musa. Mi musa, mamá, eres tú. Te fuiste a la fuerza, tu deseo era estar pronta para apoyarte junto al costado de mi litera, en el Hospital. 

El mal fario te arrancó de mi vida. Este espadachín de adversidades vencidas, vencidas contigo a mi lado, hoy ha colgado su florete. Me comunican, por escrito mi próxima intervención médica. Un sencillo cateterismo previo a posterior
implantación de válvula aórtica en Salamanca. Sencillo, pero sin ti a mi lado.

Sin ti a mi lado, me siento novato, me siento débil. Estarás -seguro-, a mi lado, pero temo no acertar a verte ni a sentirte. Temo no descubrirte entre la opacidad que rodee mi litera. Ven, mamá, QUIERO VOLVER A VERTE YA. 
BUENAS NOCHES, MAMÁ.

https://www.youtube.com/watch?v=E8wkAlhQIN0&list=RDE8wkAlhQIN0&index=1





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