sábado, 26 de marzo de 2016

Dios mío...Dios mío... ¿POR QUÉ?.

Mi amada esposa. Hoy más recordada que ayer. Ante la imagen del Cristo de la Luz, perla del imaginero Gregorio Fernández, he osado levantar mi voz, con la pregunta que Cristo lanzó al Cielo, antes de la consumación final. -Dios mío...¿por qué me has abandonado?.

Todo un Dios Hombre, tras su Pasión, tras su Calvario, ante la inminencia de su muerte, se siente solo, abandonado en su naturaleza humana; a punto de permanecer divino y abandonar su lacerado cuerpo terrenal, teme la separación de su carne, en cumplimiento de su misión y, gritando, pide ayuda, aún conociendo que tras su vuelta -resucitado- volverá la unión del Hombre-Dios.

En este Viernes de Pasión, he ascendido con Jesús al Calvario. El de Cristo, senda escabrosa, dolorosa, inalcanzable para mi. Incomparable mi ascensión dolorosa con la suya, pero dura senda la de mi pequeño Calvario.

¿Por qué... por qué? nos han separado tan temprano. ¿Por qué me han privado de un hijo y mi amada esposa?. Nosotros, que hemos entregado nuestras vidas a servir, sirviendo a los demás.

¿Por qué, mamá?. La horrible circunstancia de la Vida:, un accidente de tráfico, un adenocarcinoma, nos han obligado a pisar sendas, actualmente, distintas y desviadas.

En las últimas palabras de Cristo, en el Calvario, seguro estoy, una fue para mis queridos ausentes -Hoy, estarás conmigo en el Paraíso-

Pensando tú, en esta orilla, una fallida intervención quirúrgica te embarcó en la chalupa de Caronte, quien se apropió de tu rico óbolo, una entregada vida, hacia todos; te entregó al Cancerbero y, ahora yo, me encuentro solo ante las aguas inmensas del Aqueronte. Cual Orfeo sin arpa, no encantaré con su tañido al barquero; por ahora, no me  permitirá Volver a Verte ya.

Mi Calvario, no es tan escabroso, su senda puede ser larga. En mi grito de súplica, hasta anhelo que pueda decir -Todo está consumado-. No es pecado, si lo fuere pido perdón. Mas bien, es deseo de volver a juntarnos. Es muy doloroso el despertar cada mañana en una cama sin ti. Es triste poner pie en la alfombra y no contar con tu madrugadora presencia en las habitaciones de la casa.

 Limpio, lavo, cocino, para mí. Mi mayor deseo, hubiera sido dedicar mis últimos esfuerzos para ayudarte. Hasta esa entrega se me ha negado.

Ante mis titubeos, sólo me resta pedir que Dios afirme mi fe. Me asiré al Evangelio de Lucas para sollozar -Dios mío, en tus manos encomiendo mi solitario espíritu.-

BUENAS NOCHES, MAMÁ.

https://www.youtube.com/watch?v=IjKrpej0LZs

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