En la Entrada anterior "El Portillo de la Mala Ventura", recordamos la leyenda -transmitida hasta nuestros días- sobre la traición de Alfonso de Aragón contra los sesenta rehenes: inocentes y garantes de la seguridad del aragonés.
El portillo por donde salieron y por el que nunca volvieron, fue cerrado a cal y canto -en señal de duelo- hasta el siglo XV.
Los valerosos caballeros de Ávila -terror de sarracenos-contemplaron la execrable escena del crimen. Entre los fallecidos se hallaba el hermano del aguerrido Nalvillos Blázquez. El Alcaide de Ávila, Blasco Jimeno envió al campamento de "El Batallador" a los sesenta rehenes. Blasco Jimeno, se sintió ofendido en lo más hondo de su honor y dolido por la afrenta atentante a la más fiel norma caballeresca, tomó una decisión con el fin de recuperar su honra y hacer justicia hacia los dolidos sentimientos de los avileses.
Alfonso de Aragón, tras el aborrecido suceso de Las Hervencias, levantó su campamento y partió con sus huestes hacia el Norte.
Blasco Jimeno, sólo contaba con la guarnición de la Ciudad que permaneció en sus puestos, con el fin de custodiar la vida del "Rey Niño". Sólo restaba una única salida para lavar el honor: Partir tras las huestes de Alfonso I, darle alcance y retarle.
Blasco Jimeno y su sobrino, dieron alas a sus corceles, saltaron el río Adaja, y guiados por las narraciones de los aldeanos, y las huellas de la caballería aragonesa alcanzaron a ver la retaguardia de "El Batallador" en Fontiveros.
Dando vista a la localidad de Cantiveros, desmontaron de sus caballos, rienda en mano, atravesaron las ingentes filas de lanceros y arqueros aragoneses hasta presentarse ante "El Batallador"
Ante él, Blasco Jimeno, le llamó traidor, le acusó de deshonrar las normas caballerescas y, finalmente, le retó a un duelo a muerte.
El aragonés, sabedor del temple de los caballeros abulenses -" lobos de la guerra"- su apelativo entre los sarracenos, o temió por su vida o rompiendo una vez más las normas caballerescas, dio orden a sus lanceros para que atravesasen el pecho de Blasco Jimeno y su acompañante. Otra vez más el deshonor rompió el corazón de un gran caballero abulense. Decenas de lanzas ensangrentaron el camino de Fontiveros (antiguo Fuentyuesos y Fuentevesos) a Cantiveros (antiguo Cantivesos) La sangre y el honor fueron lavados con honra por una tierra rica en puras fuentes y por los hombres que las poblaron, fieles guardianes -ellos y sus hijos- de la Memoria al mejor Alcaide de Ávila.
Dice y transcribe el eximio escritor Rodríguez Almeida tomando el texto de la Crónica de la Repoblación:
"Eh después en este lugar que a él mataron pusieron por señal un canto mui alto, e donde está oy, entre Cantiveros e Fontiveros; e después desto duró mui gran tiempo que cada año veníen los cavalleros facer allí gran fiesta en tal día como él murió, e bofordaban e alançaban e facíen grandes alegrías e daban de comer a cuantos pobres ý venían por su alma".
El Canto "mui alto" fue sustituido por una primera Cruz del Reto. Tras el deterioro de la misma, es sustituida por la actual que abre sus brazos para bandear un " pandero", un pregón, al caminante, un recuerdo al valeroso Alcaide Blasco Jimeno, honra y prez de los gloriosos caballeros avileños.
El Pandero dice así " Aquí retó Blasco Jimeno, hijo de Fortín Blasco al Rey D. Alonso el primero de Aragón, porque contra su palabra y juramento, hirvió en aceite sesenta cavalleros avileses que la ciudad le dio en rehenes, ofendido de que no le entrego al Rey Don Alonso el Sép(timo) que tenía en guarda. Y acometido del exercito real murió como gran cavallero vendiendo mui cara su vida, dexando a los venideros memoria de su valor. Año de 1116. Quien dixere una Avemaría por su ánima gana cuarenta días de perdón. El ape?co? la Torre de Velada mandó renovar este padrón en ? de se(p)tiembre de 165?"
Querida esposa. Entregaste tu vida para toda tu familia. Al ingresar en el Hospital, tu deseo era seguir con nosotros, especialmente con este vejete necesitado - al menos- de tu presencia y compañía.
Cariño, retaste a la Muerte, tu pecho abierto, recibió las lanzadas del bisturí y las saetas de varios drenajes. Vendiste cara, muy cara, tu vida, el 28 de Febrero del 2015.
En mi pecho, he levantado tu Cruz del Reto, de sus brazos pende este Pandero.
MAMÁ, CADA DÍA TE QUIERO MÁS. SÓLO DESEO UNA COSA:
VOLVER A VERTE YA.
BUENAS NOCHES MI NIÑA.
El portillo por donde salieron y por el que nunca volvieron, fue cerrado a cal y canto -en señal de duelo- hasta el siglo XV.
Los valerosos caballeros de Ávila -terror de sarracenos-contemplaron la execrable escena del crimen. Entre los fallecidos se hallaba el hermano del aguerrido Nalvillos Blázquez. El Alcaide de Ávila, Blasco Jimeno envió al campamento de "El Batallador" a los sesenta rehenes. Blasco Jimeno, se sintió ofendido en lo más hondo de su honor y dolido por la afrenta atentante a la más fiel norma caballeresca, tomó una decisión con el fin de recuperar su honra y hacer justicia hacia los dolidos sentimientos de los avileses.
Alfonso de Aragón, tras el aborrecido suceso de Las Hervencias, levantó su campamento y partió con sus huestes hacia el Norte.
Blasco Jimeno, sólo contaba con la guarnición de la Ciudad que permaneció en sus puestos, con el fin de custodiar la vida del "Rey Niño". Sólo restaba una única salida para lavar el honor: Partir tras las huestes de Alfonso I, darle alcance y retarle.
Blasco Jimeno y su sobrino, dieron alas a sus corceles, saltaron el río Adaja, y guiados por las narraciones de los aldeanos, y las huellas de la caballería aragonesa alcanzaron a ver la retaguardia de "El Batallador" en Fontiveros.
Dando vista a la localidad de Cantiveros, desmontaron de sus caballos, rienda en mano, atravesaron las ingentes filas de lanceros y arqueros aragoneses hasta presentarse ante "El Batallador"
Ante él, Blasco Jimeno, le llamó traidor, le acusó de deshonrar las normas caballerescas y, finalmente, le retó a un duelo a muerte.
El aragonés, sabedor del temple de los caballeros abulenses -" lobos de la guerra"- su apelativo entre los sarracenos, o temió por su vida o rompiendo una vez más las normas caballerescas, dio orden a sus lanceros para que atravesasen el pecho de Blasco Jimeno y su acompañante. Otra vez más el deshonor rompió el corazón de un gran caballero abulense. Decenas de lanzas ensangrentaron el camino de Fontiveros (antiguo Fuentyuesos y Fuentevesos) a Cantiveros (antiguo Cantivesos) La sangre y el honor fueron lavados con honra por una tierra rica en puras fuentes y por los hombres que las poblaron, fieles guardianes -ellos y sus hijos- de la Memoria al mejor Alcaide de Ávila.
Dice y transcribe el eximio escritor Rodríguez Almeida tomando el texto de la Crónica de la Repoblación:
"Eh después en este lugar que a él mataron pusieron por señal un canto mui alto, e donde está oy, entre Cantiveros e Fontiveros; e después desto duró mui gran tiempo que cada año veníen los cavalleros facer allí gran fiesta en tal día como él murió, e bofordaban e alançaban e facíen grandes alegrías e daban de comer a cuantos pobres ý venían por su alma".
El Canto "mui alto" fue sustituido por una primera Cruz del Reto. Tras el deterioro de la misma, es sustituida por la actual que abre sus brazos para bandear un " pandero", un pregón, al caminante, un recuerdo al valeroso Alcaide Blasco Jimeno, honra y prez de los gloriosos caballeros avileños.
El Pandero dice así " Aquí retó Blasco Jimeno, hijo de Fortín Blasco al Rey D. Alonso el primero de Aragón, porque contra su palabra y juramento, hirvió en aceite sesenta cavalleros avileses que la ciudad le dio en rehenes, ofendido de que no le entrego al Rey Don Alonso el Sép(timo) que tenía en guarda. Y acometido del exercito real murió como gran cavallero vendiendo mui cara su vida, dexando a los venideros memoria de su valor. Año de 1116. Quien dixere una Avemaría por su ánima gana cuarenta días de perdón. El ape?co? la Torre de Velada mandó renovar este padrón en ? de se(p)tiembre de 165?"
Querida esposa. Entregaste tu vida para toda tu familia. Al ingresar en el Hospital, tu deseo era seguir con nosotros, especialmente con este vejete necesitado - al menos- de tu presencia y compañía.
Cariño, retaste a la Muerte, tu pecho abierto, recibió las lanzadas del bisturí y las saetas de varios drenajes. Vendiste cara, muy cara, tu vida, el 28 de Febrero del 2015.
En mi pecho, he levantado tu Cruz del Reto, de sus brazos pende este Pandero.
MAMÁ, CADA DÍA TE QUIERO MÁS. SÓLO DESEO UNA COSA:
VOLVER A VERTE YA.
BUENAS NOCHES MI NIÑA.
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