Justa, muy recordada hoy. Siempre te quise por ser distinta y sincera -y parafraseando la canción de Emilio José- natural como el agua que lleva, corriendo alegre desde el manantial.
Te quise yo, tus hermanas, mi familia y muy especialmente tus sobrinas. Éstas no te llamaban tía, para ellas eras SU TITA.
En la imagen lateral, sostienes en tu regazo a la pequeña Carolina, hoy estudiante de 2º de Derecho. Ella te sigue adorando y en su móvil, figura esta foto,como apertura de sus comunicaciones.
Tu faz expresa, claramente, tu afecto -distinto y sincero- hacia ella. Tu sonrisa, natural, nacida del lejano manantial con origen en tu corazón.
Distinta y natural, laboriosa. Lava,cose, llora y ríe.
Sencilla. Es tan tierna como la amapola, que vivió siempre en el trigo sola, sin necesitar de nadie, ay mi Soledad.
Esposa, si por tu nuevo mundo deciden daros un segundo nombre, elige el de Soledad. La canción de Emilio José es una loa fiel de tu personalidad.
Hoy, mama, según lo prometido deposité en tu nicho -lleno de flores por los tuyos- mis 24 rosas. No solicité el color. Me adivinaron que tenían que ser rojas. Rojas por mi amor eterno e incondicional y mi adoración por ti.
Como tú, naturales, con los acúleos y espinas en los tallos. Nuestro amor ha sufrido - a veces- el duro pinchazo de serias espinas: la muerte de nuestros mayores, la dura clavazón por la pérdida de nuestro hijo Álvaro, y, ahora, tú pérdida. O tú, o yo, estamos musicalmente unidos, acompasados al pentagrama y al nombre de SOLEDAD.
Ambos, devenimos del manantial familiar. Como el agua, corremos nuestro curso, corto el tuyo, algo mas largo el mío. Mantenemos la pureza heredada. Por ello, siempre el Día de Todos Los Santos, cuidamos -tú y yo- de venerar y recordar a quienes crearon el manantial familiar.
Recuerdo -desde mi infancia- los paseos, cargados de crisantemos, al Cementerio del Carmen, en Valladolid, bajo la alargada sombra de los cipreses. Mis ojos se abrían asombrados ante magníficos mausoleos: la bala del general Anido, custodiada por pétreos centinelas. Las tres esculturas representantes del " Ver, Oír y Callar" las lápidas gitanas, abarrotadas de flores, y las sencillas tumbas de nuestros abuelos y tíos.
Nuestras idas, muchos fines de semana, tuyas y mías, al cementerio de Tornadizos de Ávila, mas que veneración, eran una oración ante lo que restaba de nuestros antepasados. La familia, pese a la marcha de unos, sigue unida, abrazada al completo.
Los nuevos tiempos y nuevas costumbres, se apartan del respeto a la Memoria. A veces, mama, me decías: Nin, pasados unos años, nuestras tumbas se mostrarán abandonadas, sólo las tiernas amapolas nos acompañarán.
Hoy, mi sobrina Belén, me afirmaba que mientras ella viva, nunca nos faltará su visita, su recuerdo y su ramo de flores. Gracias Belén. Es muy hermoso guardar en nuestras manos el vínculo sagrado familiar.
Algunos me dicen: No subas al Cementerio, allí no hay nada.
¿Nada?. Esos restos, en esas cenizas se guarda el ADN de una vida entregada, de un manantial puro, del que provenimos los que subimos con amor, cariño y respeto hacia los nuestros, hoy ausentes. ¿Te parece poco?. A mi no, es un tesoro a transmitir al alegre agua que, correrá mañana, desde nuestro manantial.
MAMÁ, HIJO, PADRES, ABUELOS.
GRACIAS POR CORRER O MANAR DESDE VUESTRO MANANTIAL
https://www.youtube.com/watch?v=f39x5uRmRIg
Te quise yo, tus hermanas, mi familia y muy especialmente tus sobrinas. Éstas no te llamaban tía, para ellas eras SU TITA.
En la imagen lateral, sostienes en tu regazo a la pequeña Carolina, hoy estudiante de 2º de Derecho. Ella te sigue adorando y en su móvil, figura esta foto,como apertura de sus comunicaciones.
Tu faz expresa, claramente, tu afecto -distinto y sincero- hacia ella. Tu sonrisa, natural, nacida del lejano manantial con origen en tu corazón.
Distinta y natural, laboriosa. Lava,cose, llora y ríe.
Sencilla. Es tan tierna como la amapola, que vivió siempre en el trigo sola, sin necesitar de nadie, ay mi Soledad.
Esposa, si por tu nuevo mundo deciden daros un segundo nombre, elige el de Soledad. La canción de Emilio José es una loa fiel de tu personalidad.
Hoy, mama, según lo prometido deposité en tu nicho -lleno de flores por los tuyos- mis 24 rosas. No solicité el color. Me adivinaron que tenían que ser rojas. Rojas por mi amor eterno e incondicional y mi adoración por ti.
Como tú, naturales, con los acúleos y espinas en los tallos. Nuestro amor ha sufrido - a veces- el duro pinchazo de serias espinas: la muerte de nuestros mayores, la dura clavazón por la pérdida de nuestro hijo Álvaro, y, ahora, tú pérdida. O tú, o yo, estamos musicalmente unidos, acompasados al pentagrama y al nombre de SOLEDAD.
Ambos, devenimos del manantial familiar. Como el agua, corremos nuestro curso, corto el tuyo, algo mas largo el mío. Mantenemos la pureza heredada. Por ello, siempre el Día de Todos Los Santos, cuidamos -tú y yo- de venerar y recordar a quienes crearon el manantial familiar.
Recuerdo -desde mi infancia- los paseos, cargados de crisantemos, al Cementerio del Carmen, en Valladolid, bajo la alargada sombra de los cipreses. Mis ojos se abrían asombrados ante magníficos mausoleos: la bala del general Anido, custodiada por pétreos centinelas. Las tres esculturas representantes del " Ver, Oír y Callar" las lápidas gitanas, abarrotadas de flores, y las sencillas tumbas de nuestros abuelos y tíos.
Nuestras idas, muchos fines de semana, tuyas y mías, al cementerio de Tornadizos de Ávila, mas que veneración, eran una oración ante lo que restaba de nuestros antepasados. La familia, pese a la marcha de unos, sigue unida, abrazada al completo.
Los nuevos tiempos y nuevas costumbres, se apartan del respeto a la Memoria. A veces, mama, me decías: Nin, pasados unos años, nuestras tumbas se mostrarán abandonadas, sólo las tiernas amapolas nos acompañarán.
Hoy, mi sobrina Belén, me afirmaba que mientras ella viva, nunca nos faltará su visita, su recuerdo y su ramo de flores. Gracias Belén. Es muy hermoso guardar en nuestras manos el vínculo sagrado familiar.
Algunos me dicen: No subas al Cementerio, allí no hay nada.
¿Nada?. Esos restos, en esas cenizas se guarda el ADN de una vida entregada, de un manantial puro, del que provenimos los que subimos con amor, cariño y respeto hacia los nuestros, hoy ausentes. ¿Te parece poco?. A mi no, es un tesoro a transmitir al alegre agua que, correrá mañana, desde nuestro manantial.
MAMÁ, HIJO, PADRES, ABUELOS.
GRACIAS POR CORRER O MANAR DESDE VUESTRO MANANTIAL
https://www.youtube.com/watch?v=f39x5uRmRIg
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