lunes, 19 de octubre de 2015

AUNQUE DISIMULABAS, PEDAGOGA..

Inolvidable mamá.
Entre las imágenes obtenidas con mi vieja KODAK, te inserto la salida de nuestra primera vivienda en Ávila, hacia el colegio de Alfonso.

Tú, portadora de nuestro pequeño,manos asidas, empañándolo a un nuevo peldaño en la escalera de su vida. Imagen entrañable, repetida de nuevo con nuestro Álvaro.

Antes de venirnos a Ávila, siempre tú, llevabas al "cole" de Sanchidrián - al regido por la entrañable Pili - a nuestro niño y... siempre de tu maternal mano. Tus hijos, siempre para ti, el centro del sistema solar familiar.

En mis tiempos como alumno de la antigua Escuela de Magisterio en Valladolid (llamada la Normal) tuve una viejecita profesora enamorada de los nuevos sistemas de enseñanza: el belga Decroly, Jan Piaget y muy especialmente la italiana Marie Monttessori eran sus ídolos en la clase de Pedagogía. Habían pasado los tiempos de reinado de los Libros, el absolutismo del Maestro, la imperiosa Disciplina. - Señores alumnos, el NIÑO es el Rey, el Sol y el Centro de las aulas-.

Yo, como esposo y compañero tuyo en el hogar, uniría tu nombre y tu manera de educar a los de estos ilustres pedagogos. Sin haber hojeado sus libros y proyectos, aplicabas sus novedosas ideas en tu comedor, en tu salón, en las habitaciones, en los viajes y paseos. TUS HIJOS, LOS SOLES DE LA CASA.

MI verdadera vocación es la Enseñanza que, tuve que abandonar por lo mal pagada que estaba. En mi primer pueblo, la Casa del Maestro convertida en pajar. En esa localidad, un buen número de jóvenes ansiaban entrar en la fábrica de Michelín. Al empleado de RENFE que custodiaba el paso a nivel con barreras, le exigían saber leer y escribir. La Delegación de Enseñanza, destinó una cantidad de su presupuesto a estos deseos y fines. Nunca se supo si alguien percibió las pesetillas. En la clausura del Cursillo, los alumnos nocturnos, enterados de ello, pusieron sobre mi mesa un montoncito de papel moneda y un cenicero. Guardé como un tesoro el cenicero pero no consentí que mis alumnos sustituyesen al Tesorero de la Delegación de Enseñanza.


Siendo estudiante, me encantaban las Prácticas. Bajo la Escuela Universitaria, teníamos un montón de aulas para niños, regidas por sus Maestros con horario partido: mañana y tarde. Cuando algún maestro precisaba utilizar una tarde para sus necesidades, era mi ocasión, yo le sustituía encantado.

Varías tardes sustituí a Don Doroteo. En una de ellas, recuerdo que pregunté a aquellos peques ciudadanos y nada pueblerinos.
¿De donde viene la leche?
-De las vacas.-
¿De donde viene el café?
-De las vacas negras.- 
Tras ello, ya no quise preguntar de donde provenía el café con leche.

Tras el cumplimiento de la "Mili" abandoné la Enseñanza y me convertí en un triste, serio y muy trabajador Asesor de contabilidades y fiscalidad.
La Enseñanza perdió un valor vocacional. Aunque el gusanillo perdura dentro de mí.

Por ello mamá, nuestro hogar parecía un aula. 

Y TÚ, QUERIDA, LA ADELANTADA, LA ILUSTRE EN PEDAGOGÍA MODERNA, ESO SI, CALLADA, HUMILDE, AMOROSA. A MI,NO ME ENGAÑABAS, CADA GESTO, CADA FRASE HACIA LOS TUYOS, LA TOMABA COMO ALUMNO ANTE UNA EDUCADORA MAGISTRAL.

Mi querida profesora, vuelvo adorándote, a mi pupitre de alumno nocturno. BESOS.

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