lunes, 19 de octubre de 2015

! NO TE HAGAS NOTAR.¡

Querida esposa. Hoy, día lluvioso de sol a luna, no he podido contemplar tu resplandeciente estrella. Las nubes han interferido la comunicación telefónica. Ha sido imposible comunicar con vuestro operador el arcángel Crispín.

Recordarás, como yo, mi temporada de cumplimiento del Servicio Militar Obligatorio. Mi cuñado Manolo, lo cumplió en Auditoría de Guerra de la Capitanía General en Valladolid. Seguidamente sus consejos de veterano al futuro recluta:

Si piden voluntarios para Auditoría de Guerra, tú -un paso adelante-. No se da golpe, tienen muy poco trabajo.

Tú, procura pasar desapercibido, no te hagas notar, a los listillos los brean.

Procedente del campamento de Araca (Vitoria), este novato soldado ingresa en el Regimiento de San Marcial en Burgos.

¿Voluntarios para Auditoría de Guerra en el Gobierno Militar?
Este novato avanza un paso y se pone firme.
Bien, Lombraña, ¿alguno más?. Que le rellenen el parte de salida para acudir todas las mañanas a su destino.

Al día siguiente, uniformado como un pincel, pase de salida en mano, inicio mi camino al Gobierno Militar. Casi todos los acuartelamientos de Burgos estaban en la Calle Vitoria y en la acera izquierda, la que llevaba con paso vivo. Lógicamente, me cruzaba, a cada instante, con mandos militares a los que cedía la acera y, a la par, les dedicaba -mano en la frente- mi saludo militar. El Gobierno Militar era el último edificio de la milicia, Allí entré con mi brazo derecho exhausto de elevarle en cerca de cien saludos.

¿No se da golpe?... en Valladolid no, pero en Burgos...!tela!. A nuestra Auditoría estaban adscritos los Gobiernos Militares de Cantabria y !horror! el de las ciudades del País Vasco, y ETA dando leña, disparando y a nosotros: folio va, sumario viene, juicio militar, sentencia. Las Olivetti echando humo. Cada sumario pesaba unos siete kilos de folios, recepción del sumario 1572, Diligencia del Auditor incorporada, remisión a Bilbao, Vuelta del sumario a Burgos, nueva diligencia, nueva remisión a Bilbao. Acabado el trabajo, para juicio y sentencia, el sumario engordaba hasta los diez kilos de folios, fotos y documentos.

Coordinaba todo el trabajo el muy apreciado Capitán Auditor, fumador empedernido de cajetillas de tabaco JEAN. Al fumarlas, despedían un maldito olor del que todavía estarán impregnadas: paredes de la dependencia y viejos sumarios infectantes del archivo militar. Ese olor SI QUE SE HACÍA NOTAR. Si aún permanecen en el archivo y los actuales novatos olfatean un raro olor ambiental, no lo duden, pertenece al JEAN de nuestro buen Capitán. Que me perdone Tabacalera.

Sobre las 12.30 horas nuestro Capitán nos daba un corto descanso mientras él bajaba a tomar el café.

Era mi momento ansiado. Colocaba un folio en la Olivetti y como todos los días, mecanografiaba mi carta a ti dedicada, mamá. Sobre para guardarla tenía y... el sello, sin problemas. Huella del pulgar cubierta con leve capa aceitosa, papel secante, pegamento y a la mochila del compañero encargado de traer, llevar, traer, llevar requete traer y requete llevar sumarios a Correos. Perdón Correos. Mi salario era de 30 pesetas mensuales.

Licenciado del Servicio, casados tú y yo, ambos en Cubillas de Duero y en fin de semana, trasladamos todas mis cartas al arenal. Un enorme y viejo cesto de vendimiar uvas tintas de Toro, contenía todas mis cartas a ti dirigidas: sobres, folios, sellos normales y dos veces franqueados, fueron pasto del fuego. Casi un sumario amoroso de muchos mas kilos que los auditados. 

Conste que el humo estaba impregnado de olor al JEAN.

QUERIDA JUSTA. UNA CARTA MAS (UN BLOG) EN TU HONOR Y MEMORIA.

GUÁRDALA EN TU CESTA TORESANA ALLÁ EN LA ESTRELLA. UN BESO.

ESPERO QUE EL OLOR AL "JEAN" NO SE HAGA, YA, NOTAR. 


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