miércoles, 21 de octubre de 2015

CHARLAS MATRIARCALES.

!Buenas noches, Mamá!. !Buenas noches Begoña!.
Cuando uno llega a los 80 años y revisa las  instantáneas reveladas, te enfrentas al lamentar la desaparición de demasiadas personas, perdidas en el camino.

Justa y Begoña, primas, unidas en vida por el cariño familiar y larga convivencia temporal, muestran, en esta toma, su gesto confiado y afectivo, en la Romería a San Antonio.

¿Qué se dirían en ese momento?. ¿Que se dirán      -esta noche- en la Estrella a la que volaron, tras la misma enfermedad, el Cáncer?. 

Para resaltar la personalidad de ambas Romeras, recorté la parte izquierda de la foto. El recorte desechado, contenía a todos los Patriarcas familiares, charlábamos sentenciosamente sobre temas serios, ajenos a las charlas matriarcales, banales -pensábamos- de nuestras féminas. 

Y es que los hombres, al charlar, nos apropiamos, indebidamente, de autoridad y predominio, despreciando los temas de charla matriarcales: modas, cosmética, cocina, labores, compras, e hijos. 
 Mamá, siempre fuimos juntos, todos los sábados, Tú, yo, y el carro de la compra a El Árbol. El supermercado estaba cercano a casa. Ante su puerta, antes de las 9.30, hora de apertura, las clientas -amigas ya- os dabais la vez para la carnicería de José y Miguel. Yo, entretanto, paseaba la acera fumando mi pitillo, ajeno a vuestras charlas, charlas que continuaban -entre vosotras- ante las vitrinas de carne, de pescado, de la fruta que despachaba Rosa y... terminaban con un !adiós! familiar ante la Caja de Elena.

Cuando, en una caída accidental, te rompiste las muñecas y te escayolaron los brazos, este Patriarca tuvo que encargarse de la compra y del maldito carro. Le adjetivo de maldito, por su intrincado mecanismo de apertura y cierre. Por entonces, contaba con tus indicaciones orales, a fin de ponerle en orden de marcha. Aún hoy, tras tu marcha definitiva, muchas veces, me cuesta varios intentos el desplegarle o cerrarle. A modo de invocación y auxilio exclamo !Mamá, échame una mano!

Ahora, este Patriarca solitario toma el dichoso carrito, cada sábado y ante la puerta de El Árbol, pide la vez a tus amigas de compras manteniendo con ellas, !por fin! charlas matriarcales.
¿Cómo lo lleva.?
Era encantadora, qué guapa y elegante iba.
Yo, enviudé hace 5 años. Lo pasé fatal.
El tiempo, lo cura casi todo. Paciencia y ánimo.
Las lentejas pardinas, no necesitan remojo nocturno. Dieciséis minutos de olla.

Heme, pues, convertido en alumno novato de charlas matriarcales, y muy agradecido. Abierto el supermercado, todas tus amigas me aconsejan sobre la carne a comprar, el pescado a pedir, la fruta que, ahora, resiste mas en el frigorífico, y si ellas no están, las empleadas: Rosa, Mariví y Elena, me orientan.

Buenas, muy buenas amigas, hiciste en tu Árbol. Todavía te recuerdan y mantienen vivo su cariño hacia ti.

Llegado a la Caja de Elena,dedico a tus amigas un !adiós! agradecido y familiar. Fuera ya, enciendo mi pitillo, tomo el maldito carro y MATRIARCALMENTE le digo. Pórtate hoy bien. Déjate cerrar.


Buenas noches mamá, buenas noches Begoña.

En la compra del sábado, echarme una mano con este dichoso carro.

Que en la Estrella, charléis, matriarcalmente, mucho y hagáis  una festiva Romería a vuestro San Antonio.

Mi vida ya no tiene Romerías, solo gratos recuerdos que, por gratos, conllevan tristeza.








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