Querida esposa. Uno de los tesoros que legamos, tras la partida hacia la otra vida, es la familia. La tuya y la mía.
Tras tu deceso, yo me he sentido en una nube densa que me impedía ver a mi alrededor. Mi entorno, mi círculo inmediato, se limitaba a los linderos de nuestra casa. Entorno en el que me encontraba protegido y en que mi mente, a solas, sopesaba mi triste circunstancia.
Mi casa y su puerta, eran mi armadura para mantener mi nueva e inusual postura. Yo, me creía solo, pero no. Renegaba de los medios de comunicación: no deseaba la televisión, conectaba muy poco la radio, no quería la prensa diaria. Sólo el teléfono conseguía sacarme de mi fortaleza.
Venimos, tú y yo, de familias entroncadas en el concepto viejo de "familia". Familias que viven actualmente en un devenir social moderno, pero que conservan muy arraizado el dogma antiguo - de nuestros abuelos- de consanguinidad, afectividad, y servicio a los demás.
Nuestras familias, han superado siempre las imposiciones de la nueva sociedad. Han vencido: la lejanía, impuesta por lograr un puesto de trabajo a cientos de kilómetros, o las necesidades educativas de sus descendientes, alumnos en universidades lejanas. Hasta sus necesidades sanitarias, han llevado lejos del entronque primitivo, a varios de ellos.
Pese a la distancia, nuestras familias y sus miembros son piña apretada.
Su afectividad, hacia mí, me ha desarmado como caballero andante de caminos solitarios. Mi dolor, por tu partida, se ha visto aliviado por su afecto, por su ayuda mental, poniéndose a la vera de mi personal dolor. Con su afecto, el de mis hijos y nietos, me siento solo, pero acompañado en mi soledad.
Desposeído de mi armadura,y viendo molinos de viento donde mi Quijote veía gigantes, hasta me he vuelto curioso e interesado en el impensado afecto moral de quienes leen mi blog.
Mi agradecimiento sincero y entrañable a mis lectores, pero especialmente a ocho de ellos, campeones de la premura y presteza.
Todos los días, tras publicar mi blog, me voy a la sección de "estadísticas" y, todos los días, pasado un corto minuto, ya contemplo que ocho personas han abierto y leído mi publicación.
Creo que estos ocho magníficos, comulgan con el relato diario de mi situación subjetiva, o quizá estén viviendo su dolor y soledad con la mía.
Gracias, por ayudarme con vuestra entrada en Blogger. Si también estáis, como yo, en soledad, recibid mi sentir unido al vuestro. Muchas gracias y a proseguir el camino afectivo hacia quienes se marcharon, tras prendar nuestra vida con su amor y dedicación.
QUIENES SE MARCHARON, QUE NOS CUIDEN Y VELEN NUESTRA NOCHE DE HOY.
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